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Todos somos conscientes de la forma dramática en que nuestras vidas han cambiado en los últimos meses. En febrero, cuando muchos estábamos todavía de vacaciones, apenas teníamos alguna información tangencial de que algún virus estaba causando estragos en una ciudad china. Todavía en los primeros días de marzo muchos pensaban que ese virus nunca llegaría a nuestra tierra. Cosas de chinos… Después explotó la pandemia, una catástrofe que todavía castiga a la humanidad. El final de esta historia todavía no ha sido escrito. Es que además de los contagios y de la gran mortalidad que está causando, la obligada cuarentena ocasionó una caída de la actividad económica, se multiplicó la pobreza y se limitó la atención a otras enfermedades. Mucho dolor y desesperación se viene esparciendo sobre el planeta que busca la esperanza de una vacuna.
El Observatorio se vio obligado a cancelar un encuentro que debía haber empezado apenas una semana después de decretada la cuarentena y empezamos a temer por el Congreso de la RICYT previsto para septiembre en Lisboa. ¿Habría que suspenderlo? Un pesimista, que resultó ser un ingenuo optimista, propuso que lo cambiáramos para diciembre. Para entonces, todo debía estar resuelto. Termina el año y fueron cayendo todos los encuentros previstos. Quizás alguno se podrá realizar el año próximo… nadie lo sabe aún. Fue como si toda la sociedad se hubiera trasladado a un nuevo territorio: el de la virtualidad. Con nuestras humanidades resguardo, la actividad se trasladó a las plataformas de videoconferencias que tensionaron la red en forma inconmensurable. El Observatorio de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la OEI, no fue la excepción.
Hoy podemos dar cuenta, con razonable orgullo, de que nuestro trabajo no solamente se llevó a cabo según el programa previsto, sino que lo superamos con creces. Podemos afirmar que tanto el Observatorio, como la RICYT y la Red INDICES, han alcanzado una visibilidad y un reconocimiento público a niveles superiores a los años del pasado. Este informe da cuenta de ello.
Mario Albornoz
Coordinador del OCTS