Docentes: actores clave para la recuperación
El 5 de octubre se celebra el Día Mundial de las y los Docentes, establecido por la Unesco en 1994.
El lema en la conmemoración de este año es “Los docentes en el centro de la recuperación de la educación”. Según datos de la Unesco, al 30 de septiembre de este año, las escuelas habían abierto completamente en 124 países, parcialmente en 44 y están totalmente cerradas en 16. Estas cifras ponen de manifiesto la importancia del retorno a las aulas y el rol que han tenido las y los docentes en la educación durante la pandemia del Covid- 19, logrando adaptarse a los distintos contextos educativos que esta trajo consigo.
El informe de la OEI Retorno escolar postpandemia en Iberoamérica: avances, reflexiones y recomendaciones señala el complejo escenario latinoamericano frente al confinamiento y el cierre de las escuelas, siendo la región más desigual del mundo, no solamente por sus índices de desigualdad respecto a oportunidades educativas, acceso a conectividad, condiciones económicas de las familias o de la vivienda, sino porque, además, la región ha tenido el récord en el mayor número de días con las escuelas cerradas.
En este escenario, y pese a los obstáculos para desplegar modelos educativos que den continuidad al proceso enseñanza-aprendizaje, la OEI destaca el esfuerzo de los docentes de todo el mundo, quienes han buscado la forma de seguir educando. Asimismo, la OEI se ha caracterizado por trabajar de manera continuada en favor por la educación en Latinoamérica, y hoy más que nunca, en línea con el Objetivo n º 4 de la Agenda 2030 sobre Educación de calidad para todos, donde los maestros son actores claves.
Cultivar lo esencial para aprender a convivir
A propósito de la conmemoración de el día del docente, destacamos la iniciativa desarrollada durante los años 2020 y 2021 en Chile: las jornadas de formación profesional “Cultivar lo esencial para aprender a convivir” dirigidas a encargados de convivencia escolar y otros actores clave del sistema escolar.
Las jornadas partían con un juego, al final del cual se les preguntaba a las y los participantes, qué es lo esencial para aprender a convivir. Los vínculos basados en el afecto y el mutuo cuidado, surgen espontáneamente como el pilar fundamental desde el cual se teje la convivencia escolar. El tipo de vínculos que se establece entre los distintos integrantes de la comunidad educativa impacta tanto en el bienestar y aprendizaje de los y las estudiantes, como en el bienestar docente y en la motivación de la comunidad para emprender nuevos desafíos. Coordinadores de convivencia y docentes coinciden en esto, señalando que lo central es humanizar la educación, es decir volver a traer al centro del quehacer educativo el reconocimiento del niño, niña o joven como un ser integral, propiciando formas de relacionamiento que pongan al centro de su quehacer a la persona.
Su propósito ha sido reposicionar el componente humano y vincular al centro de la convivencia y del proceso educativo, relevando la importancia de generar ambientes enriquecidos donde se desarrollen y potencien los vínculos afectivos nutritivos entre los distintos actores de la comunidad escolar, pues éstos son un componente fundamental e inseparable del aprendizaje y desarrollo, que la escuela está llamada a generar.
Las jornadas se llevaron a cabo en el marco del convenio de colaboración entre la OEI y el Ministerio de Educación de Chile.
En el siguiente video se pueden escuchar los testimonios de docentes que participaron en las jornadas y que reflexionan acerca del valor que tiene cultivar los vínculos de buen trato.
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Algunas publicaciones en la materia
Durante septiembre se presentaron cuatro publicaciones que contienen materiales educativos para que docentes y educadores fortalezcan los vínculos en sus comunidades educativas.
Cultivar lo esencial para aprender a convivir. Guía para fortalecer los vínculos en la escuela: Esta guía entrega orientaciones para reflexionar sobre los vínculos y las maneras como éstos se construyen en la escuela, prestando especial atención a la relación entre educadores y estudiantes, invita a mirar cómo esta relación está cruzada por cuestiones de poder en el ejercicio del rol de autoridad pedagógica y formativa, y cómo este lazo pone en juego su legitimidad en la convivencia cotidiana, especialmente ante el manejo de conflictos.
Cuidado mutuo en la comunidad docente. Herramientas para fortalecer el vínculo entre educadores: El texto invita a reflexionar acerca de los componentes necesarios para el fortalecimiento de los vínculos entre educadores, proponiendo el desarrollo de dispositivos de cuidado que surjan de una mirada estratégica de la institución, que están en relación con la vida escolar y las necesidades de sus trabajadores.
En la primera parte, el texto hace una invitación a reflexionar en torno a la importancia de desarrollar comunidades de cuidado en la escuela, al mismo tiempo de explorar los contextos de aprendizaje institucionales que se necesitan para que esto ocurra. En el segundo apartado se presentan estrategias para el trabajo con la comunidad docente, señalando orientaciones para el diseño de dispositivos de cuidado y fortalecimiento de los vínculos entre educadores y presentando ideas concretas para desarrollar este trabajo en las comunidades educativas.
Cuidado y compañerismo. Herramientas para fortalecer el vínculo entre estudiantes: El texto invita a repensar el vínculo entre estudiantes superando las miradas que se centran en las propias concepciones y experiencias adultas, invisibilizando las necesidades, pensamientos, emociones y vivencias de las infancias. “Cuidado y compañerismo” Hace un llamado a poner el foco en los niños y niñas, fortaleciendo sus recursos para que se desarrollen en espacios confiables y seguros, donde puedan ser seres sensibles, acogidos y acompañados por un mundo adulto amable y respetuoso de las subjetividades infantiles.
Lazos significativos entre educadores y estudiantes. Herramientas para fortalecer los vínculos entre educadores y estudiantes: Esta publicación nos invita a pensar nuestro rol como educadores y educadoras independiente del cargo que ocupamos en la escuela. El texto hace un recorrido por los distintos roles desde los que los adultos nos relacionamos en la vida cotidiana de la escuela con los estudiantes, poniendo al centro el bienestar del estudiante, revisando cómo construimos nuestra autoridad pedagógica y proponiendo principios rectores en torno al vínculo bien tratante como guías del proyecto educativo.