Es un caso singular, pero en modo alguno es un caso aislado. En el Perú más de 200.000 personas son víctimas de trata. La mayoría mujeres jóvenes que sufren explotación sexual, pero también explotación laboral, mendicidad o delincuencia forzada. Perú es el tercer país de Iberoamérica con mayor incidencia de esta lacra. Los elementos que se han dado en la historia que hoy ocupa páginas y minutos en los informativos se repiten de forma macabra: fragilidad emocional, captación por redes sociales, promesas de un futuro mejor, retención con engaños y amenazas.
Necesitamos urgentemente la atención de los medios y de toda la sociedad sobre esta terrible realidad y el refuerzo de las políticas de prevención, de rescate y de reinserción de las víctimas, así como la persecución implacable de los integrantes de las redes de trata. Miles de niñas prostituidas, esclavizadas en lavaderos de mineral, trabajando como empleadas en condiciones de explotación necesitan un compromiso urgente y contundente contra la trata de personas.