Noveles educadores comparten estrategias para adentrarse en la educación virtual
La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, Ciencia y la Cultura (OEI) apoyó la realización del primer Espacio de Mediación Profesional Virtual junto a la profesora Elisa Calle, magíster en entornos virtuales de aprendizaje, par…
La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, Ciencia y la Cultura (OEI) apoyó la realización del primer Espacio de Mediación Profesional Virtual junto a la profesora Elisa Calle, magíster en entornos virtuales de aprendizaje, para reflexionar sobre la educación en la virtualidad. La especialista brindó estrategias para mejorar los niveles de atención y compromiso de los alumnos a la distancia.
Esta instancia, dirigida a profesores noveles, tutores y referentes, fue promovida por el programa Noveles Educadores de Uruguay, del Consejo de Formación en Educación.
Durante el encuentro virtual, la coordinadora del programa Noveles Educadores de Uruguay, Marta Irigoyen, destacó la posibilidad de propiciar nuevos espacios de mediación “pensados específicamente para los noveles”.
Irigoyen invitó a los profesores a proponer temas que sean de su interés y que puedan contribuir a la mejora de su tarea profesional.
Por su parte, la Directora de la Oficina de OEI en Uruguay, Sandra Rodríguez, celebró la participación de la OEI en las actividades de Noveles Educadores de Uruguay desde hace una década, valorando al programa como “fundamental para el inicio de la carrera profesional docente”.
“Este es un ejemplo de la educación en la virtualidad. Creemos que si bien esta situación nos ha obligado a reorganizarnos en este mundo virtual, poco a poco iremos volviendo a nuestros lugares de trabajo y allí podremos compatibilizar la presencialidad con todas las potencialidades que suma la virtualidad”, afirmó.
Elisa Calle comenzó comentando que cuando nos enfrentamos a un curso de educación a distancia, tenemos claras las reglas. Sabemos que el tutor compartirá materiales periódicamente y cuáles serán las entregas para aprobar el curso. “Pero ahora las reglas no estuvieron claras, ya que fue algo sorpresivo”, que nos indujo a planificar en torno a una realidad desconocida.
La especialista indicó que los docentes tienen muy internalizado y organizado el año lectivo, sabiendo incluso cuando fijar las evaluaciones. “Aquí las reglas del juego cambiaron totalmente y no nos quedó otra que empezar a vivir esta crisis como una oportunidad para enfrentarnos a cómo me relaciono y vinculo con los estudiantes. Algunos docentes no tuvieron tiempo ni de conocer presencialmente a sus alumnos, y a partir de allí todo fue ensayo y error”.
Para Calle, esta situación inesperada permitió redescubrir la virtualidad, incluso para aquellos que tenían prejuicios al respecto.
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Educar en la virtualidad
“En la presencialidad interactúa el contenido y el alumno a la vez. Si hago una videoconferencia no sustituyo la clase presencial. Para poder hablar de una educación virtual, tengo que combinar las habilidades tecnológicas con las pedagógicas, viendo cómo y cuándo incorporo las herramientas digitales”, explicó.
La educadora señaló que el docente debe comenzar seleccionando determinado contenido, y pensando en qué formato lo transmitirá, “puede ser a través de un video, cuestionario, sitio, blog o imagen interactiva, decidiendo en qué enlace lo pongo, y teniendo cuidado en cómo guío al estudiante. Una vez que este hace suyo el contenido, siempre debería considerar que subo el material a una plataforma pensada para que el estudiante la pueda seguir en forma autónoma. Entonces, le doy acceso a ese material, pero facilito las interacciones. Ahí sí puedo hablar de una educación en la virtualidad”.
Fases de la virtualidad
Calle instó a “invisibilizar la tecnología”, en el sentido de que el acento debe estar situado en lo pedagógico. “Lo más importante es el vínculo que debería pasar por la contención y el acompañamiento en este circuito del aprendizaje. La tecnología debe pasar a un segundo plano. Debo seleccionar los temas basada en un criterio pedagógico y pensando en los estudiantes de ese grupo en particular, realizando una ‘curaduría de los contenidos”.
También resaltó que en este proceso la evaluación es clave. “Tengo que esforzarme y a veces abandonar mis prácticas en el buen sentido, que sé que tal vez me dan resultado, pero la evaluación en este formato tiene que ser cada vez más desafiante y motivadora, y no se trata de hacer al alumno repetir de memoria o de que copie y pegue de Internet”.
“Estimular la curiosidad implica ponerme en el lugar del otro, en el sentido de dejar el lugar de seguridad, y de meterme más que nada en el mundo adolescente. Eso requiere que junto con esa evaluación sitúe el lugar del aprendizaje en los estudiantes, para generar más ganas de investigar”.
Calle indicó que algo que le ha dado mucho resultado en la planificación de las clases virtuales, ha sido investigar en formatos que prácticamente desconoce. “En un momento decidí usar videojuegos para dar clases de comunicación visual de dibujo. Investigué todo un verano junto a gente que sabe mucho de la temática, y lo traje al aula con el ánimo de vincular mundos. Poder conectar el mundo adolescente, en el que ellos ven que las cosas son motivadoras, desafiantes y habilita al error, me permite vincularlo con nuestros contenidos pedagógicos”.
“Si pretendemos capitalizar prácticas que nos han dado resultado en estos tres últimos meses, tendríamos que trabajar en múltiples formatos. Pensar que los materiales creados por ustedes, aunque sea un audio de voz, siempre tienen otra llegada y confieren al estudiante una sensación de proximidad o cariño, manifestando que hay actividades que desafían, promueven el error y la recompensa. Combinando momentos de mayor autonomía donde puedan trabajar a la par, donde no seamos nosotros quienes generemos las respuestas”, enfatizó.