La importancia de profesionales capacitados en la gestión de las Relaciones Culturales Internacionales
El Centro de Altos Estudios Universitarios presenta el Diploma de Posgrado en Relaciones Culturales Internacionales
Gemma Carbó y Beatriz Barreiro
En el ámbito de las relaciones internacionales, la política cultural se ha considerado tradicionalmente como política nacional competencia exclusiva de los estados por constituir justamente el campo de acción sobre aquello que constituye un elemento diferencial y configura las identidades.
La organización y administración de los asuntos culturales ha sido desde siempre una tarea importante para la sociedad. Jugó un papel esencial en la definición de los estados nación modernos y empezó a ser considerada en su acepción contemporánea con la llegada de la Ilustración. La gestión cultural como ámbito profesional sin embargo es reciente, su origen se situaría a mediados del siglo XX de forma paralela a la institucionalización de los ministerios de cultura y a la reivindicación de las políticas locales.
Desde esta perspectiva, las tradiciones y expresiones culturales de cada país han estado presentes en otros países acompañando discretamente las tareas diplomáticas en algunos casos o proponiéndose como modelos de éxito en muchos otros a través de los institutos para el aprendizaje de las lenguas o los centros culturales extranjeros.
La diplomacia ha redescubierto el poder de la cultura como estrategia de diálogo
En la esfera internacional más contemporánea, la UNESCO, agencia de las Naciones Unidas para la cultura, la ciencia y la educación fue testimonio en la década de los ochenta de un cambio importante de paradigma. La cultura fue redefinida, desde una perspectiva antropológica y holística que permitía superar la visión colonial, en la declaración de Mondiacult de 1982. Ello permitió replantear las políticas culturales y su papel en las relaciones internacionales desde una visión de cooperación entendida como trabajo conjunto, que se ajustaba mejor a las formas dialogantes de la cultura, las artes y los artistas.
Ha sido no obstante en la última década cuando la intensidad y aceleración en las relaciones culturales e internacionales a todos los niveles ha situado esta cuestión en el centro del debate. La movilidad física y virtual en el siglo XXI no tiene parangón en la historia y está tan relacionada con el crecimiento económico como con la desigualdad que este ha generado. Frente a ello, la diplomacia parece redescubrir el poder de la cultura como estrategia de diálogo (soft power) y la cooperación para el desarrollo la identifica como cuarto pilar de la sostenibilidad integrándola de forma transversal en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
El derecho a participar en la vida cultural está presente e intrínsecamente relacionado con los otros derechos fundamentales
Dos paradigmas definen esta nueva realidad, el de la diversidad cultural y el de los derechos humanos. El primero vinculado al hecho que la cultura y la creatividad son concebidas cada vez más como sector económico fundamental. Los productos culturales se debaten hoy entre la protección o el libre comercio en los foros de la Organización Mundial del Comercio y la cuestión de la propiedad intelectual está en permanente revisión frente al carácter digital y global de las relaciones culturales e internacionales. Pero además, esta diversidad cultural presente en todos los contextos y realidades genera tensiones crecientes en las formas de convivencia. Las tendencias radicales en la defensa de las identidades van creciendo de forma alarmante. Frente al conflicto, el consenso obtenido en 1948 alrededor de los derechos fundamentales que deberían garantizar la dignidad humana precisa ser reivindicado. En esta declaración de derechos humanos, el derecho a participar en la vida cultural está presente e intrínsecamente relacionado con los otros derechos fundamentales como la educación, la salud, la asociación etc.
Gestionar estas relaciones culturales internacionales de alta complejidad requiere de profesionales cada vez más capacitados, de voces críticas, creativas y reflexivas que acompañen y lideren procesos locales de carácter global orientándolos hacia la convivencia pacífica de nuestra especie y al desarrollo sostenible de nuestro planeta. A todos ellos va dirigido este programa formativo en Relaciones Culturales Internacionales. Sean bienvenidos/as.
Gemma Carbó, Doctora por la Universidad de Girona. Master en Gestión Cultural por la Universidad de Barcelona. DEA en Derecho de la Cultura, Instituto Interuniversitario para la comunicación cultural UNED–Universidad Carlos III de Madrid.
Beatriz Barreiro, Profesora (acreditada por la ANECA como Profesora Titular) de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos e investigadora del Centro de Estudios de Iberoamérica de dicha Universidad.
Ambas son profesoras del curso del CAEU sobre Relaciones Culturales Internacionales.