Nayra, la muñeca que enseña a hablar Aymara
Nayra es una pequeña muñeca vestida de cholita, el traje tradicional de Bolivia, que es capaz de hablar y enseñar Aymara, gracias un sistema de reconocimiento de voz.
Bolivia ha sido tradicionalmente un lugar de confluencia de culturas y civilizaciones que transmitían de forma oral sus creencias y costumbres. Fruto de este conglomerado cultural es el actual Estado Plurinacional de Bolivia. En su Constitución promulgada en 2009 se reconocen 37 idiomas oficiales, “el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígenas”.
Durante las últimas décadas se producido una pérdida de transmisión intergeneracional de las lenguas maternas en las zonas de ascendencia indígena. Uno de los pueblos más afectados ha sido el Aymara. Este hecho se remonta a una cuestión histórica, pues antes de que se promulgara la Constitución vigente se valoraba muy poco la lengua y existía un gran estigma hacia ella.
Departamentos como La Paz o el Alto son emplazamientos de tradición Aymara. Hoy en día cuentan con cerca de dos millones de habitantes, pero el porcentaje de personas que se reconoce bilingüe es escaso y más aún entre los jóvenes. En La Paz, el 10% de la población se declara bilingüe. Solo el 1% de la gente joven de entre 15 y 29 años habla los dos idiomas. Estas cifras tan bajas se explican en parte porque, en el pasado, el hecho de ser bilingüe no era motivo de orgullo y se ocultaba censalmente.
Desde el Gobierno de Bolivia y desde las Organizaciones que se dedican a la promoción de la educación y la cultura, como la Organización de Estados Iberoamericanos, se está tratando de poner remedio a la pérdida del Aymara. En este sentido, Bolivia propuso y consiguió que la Organización de Naciones Unidas (ONU) declarara 2019 como el año de las Lenguas Indígenas, para que los países con una realidad similar a la boliviana, busquen nuevas opciones para revitalizar sus lenguas originarias.
A pesar de todo, la educación bilingüe aún no ha llegado a las ciudades del país, pues tampoco hay condiciones para asegurar esta transformación. Institucionalmente no hay muchos centros que formen en las lenguas indígenas. Únicamente lo hace la carrera universitaria, pero esta rama no tiene apenas demanda porque sus profesionales no tienen cabida en el mundo laboral.
Actualmente, el principal objetivo es contribuir a cambiar la percepción de los jóvenes hacia la visión estigmatizada de las lenguas originarias. Los jóvenes asocian el Aymara al mundo indígena y del campesinado y en ese sentido se precisa renovar esta asociación rural vinculada al pasado hacia una concepción de lengua de presente y futuro.
Las nuevas tecnologías como medio de consumo
La estrategia que se está siguiendo consiste en aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías y el mundo virtual para fomentar la cooperación, el aprendizaje y la revalorización de la cultura. Este es uno de los planes que llevan a cabo las Instituciones dedicadas a la lengua, como los Institutos Plurinacionales de Lengua y Cultura, muy presentes en Bolivia.
Estos organismos se centran principalmente en tres propósitos: la investigación, normalización y revitalización de las lenguas indígenas. En América Latina, hay poco material escrito para la enseñanza de la escritura, por la tradición oral de las culturas indígenas y por la poca relevancia que han tenido en el pasado reciente, por lo que el objetivo de la revitalización todavía está en proceso.
Otro aspecto a tener en cuenta, es la diferencia entre los nativos digitales y los migrantes digitales. Los primeros nacen en contacto con las nuevas tecnologías y tienen uno forma muy diferente de obtener la información. Por su parte, los migrantes digitales aún se informan mayoritariamente a través de los medios convencionales.
Por estas razones, se quiere introducir la lengua mediante juegos orales con tecnología de reconocimiento de voz, pues para los nativos digitales si algo no tiene un soporte digital no existe.
El papel de la Organización de Estados Iberoamericanos
La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) lleva muchos años luchando por la preservación de la diversidad cultural. Así lo demuestra su papel en la puesta y promoción de la Carta Cultural Iberoamericana (CCI) desde su aprobación en el año 2006.
Desde la sede de la OEI en Bolivia hay un fuerte compromiso en el proceso de la diversidad lingüística, para el que se han desarrollado iniciativas de apoyo a las lenguas indígenas y al bilingüismo, como el ‘Proyecto de Rescate de la historia oral de 36 lenguas y valores humanos’ y el ‘Proyecto de Comunicación Educativa Bilingüe-Modelamiento de Radio Educativa’.
La OEI también ha sido pionera en dar el paso y ofrecerle una oportunidad tecnológica a una lengua indígena, en el marco de su programa preliminar ‘Campus de TICs y Lenguas Originarias’, en conjunto con Tech Hub Collaborative. Cuando comenzaron las investigaciones para promocionar el Aymara hace más de dos años, la Oficina Nacional de la OEI en Bolivia lanzó una convocatoria para crear un juego con el que los niños pudieran aprender el idioma. Las categorías establecidas fueron: aplicación web, ordenador, android o realidad virtual. Los participantes tenían que desarrollar un software libre con el que se interactuara principalmente hablando.
El ganador del concurso fue la aplicación para móvil Jukucuentos, que animó a los niños a hacer combinaciones sencillas de palabras en Aymara. El juego se encuentra actualmente disponible en Play Store para la descarga internacional.
Otra de las ventajas de esta aplicación es que permite un mapeo de la actividad lingüística. A través de las descargas se puede saber dónde y en qué franjas de edad se está utilizando.
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El otro finalista fue la aplicación de escritorio para ordenador, pero en el último momento, se produjeo un falló en el reconocimiento de voz. Precisamente de una reunión mantenida con estos desarrolladores es de donde surge Nayra (New Aymara Robotic Assistant).
La muñeca Nayra
Nayra es una pequeña muñeca vestida de cholita, el traje tradicional de Bolivia, que es capaz de hablar y enseñar Aymara. Bajo su falda se esconde todo un engranaje robótico que le permite entender y reproducir la lengua, gracias un sistema de reconocimiento de voz. El Ministerio de Cultura de Bolivia está interesado en poner en uso este proyecto exclusivo de la OEI. La idea es que esté disponible en puntos de información, pues la lengua se aprende fundamentalmente fuera de las escuelas.
Detrás de Nayra hay muchas horas de duro trabajo. Para que el sistema de reconocimiento de voz esté completo necesitan dedicarse 200 horas de texto leído multiplicadas por el número de lectores con distintos tonos. Por el momento se ha realizado solo un 10% del proceso por las complicaciones que presenta.
La labor consiste en capturar audios de conversaciones, programas de radio… Situaciones en las se hable Aymara de forma natural para luego transcribirlas, traspasarlas al código fonético internacional y meterlas al ordenador, que asocia ciertos fonemas a una palabra. El problema reside en que muy poca gente sabe escribir Aymara y el número de personas que pueda seguir profundizando en estructuras más complejas se va reduciendo. Por ello, lo que resta de año el proyecto está centrado en mejorar la precisión y la fortaleza del sistema de reconocimiento de voz.
Además, se quiere introducir a Nayra para que ayude a los niños a perder la vergüenza de usar el Aymara, que se les ha transmitido de generación en generación. La muñeca es un método lúdico de aprendizaje y establece una relación simétrica con los alumnos.
Entre las próximas propuestas de la Organización de Estados Iberoamericanos está la creación de wikipedias en lenguas indígenas, para que los jóvenes que navegan por internet se topen con material en su lengua y la vean como una herramienta útil.
“El principal objetivo es crear conciencia de que hablar una lengua es signo de capacidad y poder, no solo una reivindicación indígena”, ha querido destacar César Alberto Córdova, Director de la Oficina de Bolivia de la OEI, implicado en el proyecto de revitalización del Aymara.