Se llevó a cabo el Seminario Internacional sobre Transición Energética
Ante la evidencia acumulada de que la emergencia climática reclama un cambio de paradigma en la actividad humana a nivel global, se realizó el 25 de julio el Seminario Internacional sobre Transición Energética, organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (MRECIC), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y la Universidad de Salamanca.
El encuentro, que se llevó a cabo en el Palacio San Martín de Buenos Aires, contó en su apertura con palabras del ministro Santiago Cafiero, quien destacó que la necesidad de mudar a formas de energía más sustentables ya no es una discusión teórica, sino un tema de absoluta prioridad en la agenda de todas las naciones. “Está comprobado que el impacto es desigual al interior de cada país y cada comunidad”, dijo Cafiero. “Los sectores populares tienen menos herramientas para defenderse de los efectos del cambio climático.”
En ese sentido, el ministro celebró la creación de la Cátedra Argentina, proyecto conjunto del MRECIC y la Universidad de Salamanca que tiene por objetivo profundizar el conocimiento mutuo mediante la reflexión, el estudio y la divulgación de temas de interés común entre Argentina y España. De acuerdo con María Laura Tagina, directora de la Cátedra Argentina, “la problemática ambiental tendrá un espacio de extrema importancia dentro del proyecto” en sus distintas ramificaciones: transición energética, seguridad alimentaria y cambio climático, entre otras.
La apertura tuvo además la participación de Andrés Delich, secretario general adjunto de OEI, quien hizo pública la preocupación del organismo por las acuciantes circunstancias del planeta a nivel ambiental y puso a disposición los recursos de OEI para generar “un espacio que promueva el debate y la acción ante esta necesidad de cambiar desde las bases la matriz energética a nivel regional y mundial”.
Titulado “Soberanía energética: desafíos y oportunidades”, el primer panel abordó los aspectos económicos, sociales y ambientales de los recursos energéticos nacionales para un desarrollo sostenible. Verónica Tito, especialista en regulación de la Secretaría de Energía de la República Argentina, describió el Plan de Transición Energética al 2030, cuyo énfasis está puesto en la inclusión, el autoabastecimiento, la mitigación de los efectos del cambio climático y la colaboración con países vecinos. Ernesto López Anadón, presidente del Instituto Argentino Petróleo y Gas (IAPG), aclaró que debe hablarse de transiciones energéticas, y no de transición en singular, “ya que no todos los países son responsables en igual medida del cambio climático, ni todos tienen las mismas armas para contrarrestarlo”.
El experto recordó que el 70% de la emisión de gases de efecto invernadero corre por cuenta de 12 naciones, la mayoría de ellas del Primero Mundo, y que la responsabilidad estricta de América Latina en la problemática es del 6%. Joaquín Lo Cane, director técnico de operaciones de Total Austral, declaró que la empresa se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y que ya ha avanzado en la investigación de nuevas fuentes de energía, entre ellas la eólica y la solar.
Guillermo Peinado, presidente de la Asociación Argentino Uruguaya de Economía Ecológica, dijo que hay transiciones que ya se están dando y que están invisibilizadas, aunque también advirtió sobre un desbalance: “En países insustentables como Estados Unidos y Australia hay una desmaterialización en términos absolutos per cápita, mientras que otros países como Argentina, caracterizados todavía como sustentables, se están rematerializando. Vaca Muerta y la minería son ejemplos de esto”.
Ignacio Sabatella, investigador del CONICET y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), definió a la transición energética como un proceso de transformación multidimensional y a largo plazo que afectará a tecnologías, estructuras institucionales y espacios de decisión política, antes de caracterizar el caso argentino, que demandará una fuerte inversión en términos de descarbonización, abastecimiento y accesibilidad a las nuevas fuentes de energía. Mariano Martín Martín, catedrático de la Universidad de Salamanca, hizo lo propio con el caso español e insistió en la importancia de comunicar a la ciudadanía que los recursos renovables no son una opción entre muchas, sino la única alternativa de subsistencia en el nuevo escenario global.
Con la moderación de Rodolfo Barrere, coordinador del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad (OCTS) de la OEI, el panel “La cadena de litio, desde la extracción hasta la industria” versó sobre el proceso completo de producción y utilización del litio, un mineral fundamental en la industria moderna. Para ello, sus participantes ofrecieron una visión general de las etapas de la cadena productiva y destacaron su papel en el desarrollo de tecnologías limpias y sostenibles.
Compuesta por miembros del sector público y el privado —Rodrigo Pérez Graziano, presidente de Peugeot Citroën Argentina; Martín Obaya, director de CENIT, Universidad Nacional de San Martín; Ignacio Celorrio, presidente de Lithium Americas para América Latina; y Mariano Jimena, director del Grupo TEK y especialista en movilidad sostenible y vehículos eléctricos—, la mesa entera resaltó la importancia del llamado “Triángulo del litio”, zona geográfica compartida por Argentina, Chile y Bolivia que concentra el 53% de los recursos disponibles de ese material. Tras mencionar que en Argentina y Chile no sólo se lleva a cabo la extracción, sino que también se generan productos refinados, Obaya avisó que todavía queda mucho camino por recorrer. “El famoso triángulo es escaleno y con muchos matices económicos, sociales y geopolíticos”, dijo. “Bolivia ha optado por un paradigma nacionalista, con un férreo control del Estado sobre los recursos, y su producción todavía no ha despegado. Chile tiene un marco regulatorio dual, aún no realiza extracción en salares y recién este año comienza su Plan Nacional de Litio. Argentina tampoco cuenta con un diseño estratégico centralizado: dado que su sistema de gobierno es federal, cada provincia involucrada cuenta con sus propios planes, hay más de 30 proyectos lanzados y se nota una descoordinación entre gobiernos locales y otras dependencias.”
Celorrio pasó revista a todas las fases del trabajo industrial y subrayó que hay muchos ajustes a realizar de cara al futuro: “No podemos perder de vista que la del litio es una industria novedosa y que aún se desconocen sus alcances”. De todas maneras, sostuvo que las proyecciones para la demanda del material ligada al mercado de las energías renovables auguran un 900% de crecimiento de aquí a 2040.
Jimena coincidió sobre la naturaleza incipiente del rubro y agregó que hay distintos parámetros dentro de la misma producción, ya que no es lo mismo el desarrollo de baterías para accesorios pequeños como celulares que la construcción de grandes baterías para autos y demás vehículos. Así y todo, en ambos casos “hay barreras estructurales y la única vía para resolverlas es un acuerdo entre múltiples partes”. Teniendo en cuenta el estado actual del mercado, señaló Jimena, “si no cambia nada, entre 2040 y 2050 el parque automotor argentino contará apenas con un 20% de autos funcionales con batería de litio”.
Pérez Graziano contribuyó a esta predicción con números sobre la situación actual: en 2022, de los 10 millones de autos eléctricos e híbridos comercializados a nivel mundial, apenas 150.000 llegaron a América Latina. De ellos, sólo 7.800 tuvieron como destino la Argentina. Ahora, si nos focalizamos solamente en los vehículos 100% eléctricos, en Argentina, por ejemplo, durante 2022 se comercializaron poco más de 250 unidades. Destacó que un elemento fundamental en la Argentina, es el desarrollo de la infraestructura (carga, servicios, etc.) que va de la mano con el desarrollo del mercado y para ello es fundamental continuar generando herramientas que promuevan la comercialización de este tipo de vehículos, tanto en su oferta mediante la reducción de los aranceles para la importación, como en su demanda con beneficios para sus usuarios finales.
El tercer panel, “Dialogando hacia un cambio energético ambientalmente sostenible”, contó con la participación de Guillermo Anlló -responsable regional para América Latina y el Caribe del Programa de Política Científica, Tecnológica y de Innovación de la UNESCO-, Mercedes Pombo –referente de “Jóvenes por el clima” y secretaria de medio ambiente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA)-, Paula Reyes –estudiante de la Universidad de Salamanca y parte del equipo de Educación para el Cambio Climático (Ciencias Ambientales – Movimiento Fridays for Future Salamanca)-, Rafael Colombo –integrante de la Asociación Argentina de Abogados y Abogadas Ambientalistas– y Paula Sapochnik –diseñadora industrial y docente de ORT Argentina–. Con la moderación de Luciana Tito, jefa de gabinete del MRECIC, se discutió sobre el rol fundamental de la educación en el contexto de la transición energética y el cambio climático. Los ponentes intercambiaron posturas acerca de la concientización, la movilización y las acciones necesarias para enfrentar los desafíos ambientales, con énfasis en los lineamientos propuestos por la Agenda 2030 de la UNESCO.
“Hidrógeno verde, pieza clave para la transición energética”, el último panel, proporcionó una mirada sobre el espacio del hidrógeno verde en la transición hacia fuentes de energía limpia. Moderados por Laura Trama –miembro del equipo de trabajo del OCTS–, Roberto Salvarezza -investigador científico y presidente de YTec-, Sebastián Delgui -director regional de asuntos públicos y comunidades de Fortescue Metal Group– y la ya mencionada Verónica Tito analizaron los desafíos y las oportunidades asociadas a la implementación del hidrógeno verde, ofreciendo una perspectiva integral sobre los aspectos más prometedores de este recurso.
De acuerdo con Salvarezza, debe pensárselo como un material con aplicaciones potenciales en múltiples aspectos de la vida humana: energía, movilidad, procesamiento industrial, siderurgia, etc. Delgui manifestó la necesidad de comenzar lo antes posible a cimentar proyectos de largo plazo, de los que recién se verán resultados en por lo menos una década, un tiempo que en países como Argentina no suele respetarse, y dio detalles sobre el proyecto Pampas, que buscará desarrollar hidrógeno verde en la Patagonia, para cuya concreción todavía resta definir un marco regulatorio acorde. Sobre este último punto se explayó Tito, quien afirmó que desde la Secretaría de Energía se está diseñando un plan estratégico que contempla evaluaciones técnicas y ambientales, así como también una ley de promoción de inversiones, para la puesta en marcha de una industria que produzca y exporte hidrógeno verde y aproveche las ventajas competitivas que el material tiene como naciente vector energético.