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El secretario general de la OEI modera el conversatorio Construcción de Ciudadanía Iberoamericana

Mariano Jabonero participó ayer en Casa de América en el quinto acto de la Cátedra Cartagena de Integración Iberoamericana.

Mariano Jabonero participó ayer en Casa de América en el quinto acto de la Cátedra Cartagena de Integración Iberoamericana. En su calidad de moderador y en su intervención inicial, el secretario general de la OEI mencionó la Carta Cultural Iberoamericana, aprobada en la Cumbre Iberoamericana del año 2006 en Montevideo como la que da cuerpo y justificación a la ciudadanía iberoamericana, el instrumento que incorpora elementos lingüísticos, jurídicos, sociales… que nos identifican como ciudadanos de una región y también como portadores de una serie de derechos y responsabilidades compartidas. Jabonero aseguraba ayer que la Carta no ha tenido el desarrollo deseado, pero sigue siendo necesaria por la diversidad existente en la región.

Para el secretario general de la OEI, el concepto de ciudadanía está íntimamente relacionado con el de cultura. Es lo que ha justificado la longevidad de la OEI, pero también los avances de los que la OEI no solo ha sido partícipe sino impulsora. En sus palabras, “un ciudadano cuando va de un país para otro se lleva con él en su mochila la movilidad académica. Sin embargo, somos la región del mundo que menos crece en movilidad, según un informe de IESAL (UNESCO)”, ha expuesto.

Por su parte, Álex Grijelmo, director de la Escuela de Periodismo UAM- El País, iniciaba su intervención resaltando la unidad del idioma español porque “podemos mirar dentro de las palabras y desvelar sus significados, a pesar de las diferencias, de las que tenemos un conocimiento pasivo”. También aludió al Rey Felipe VI, quien en su primer viaje a Portugal como monarca, aseguró en lengua lusa que “las semejanzas entre español y portugués simbolizan la fortaleza y singularidad de ambas lenguas”. Según ha apuntado Grijelmo, español y portugués representan el primer bloque lingüístico del mundo. Solo el español produce el 16% del PIB español. Hablar español multiplica por 4 el valor de intercambios comerciales y un 30% más el valor salarial de los inmigrantes hispanos, lo que se traduce en mayores posibilidades de integración.

En su turno de intervención, Esther del Campo, decana del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Complutense de Madrid, ha expresado su preocupación por la situación política que está viviendo la región, incluida España. “Tener ciudadanos con cultura democrática sin un sistema político democrático es imposible”, ha explicado. En este sentido, ha mencionado las movilizaciones en Ecuador, donde los manifestantes pertenecen a la clase media vulnerable o emergente, que están sintiendo que sus derechos sociales y económicos no se están viendo reconocidos. Es la sostenibilidad democrática, ha aseverado la experta, la que está en juego, ya que en la región no se ha trabajado política pública con un enfoque de derechos. “Estamos construyendo nuestras democracias sobre arenas movedizas, sin las condiciones políticas, económicas y sociales necesarias, con deficiencias que arrastramos de los últimos 30 o 40 años”, ha concluido.

Diego López Garrido, vicepresidente de la Fundación Alternativas, ha aportado algunas cifras: hay 244 millones de migrantes en el mundo, de los que España tiene un porcentaje del 5%. En el continente iberoamericano, ha explicado, no solo hay una migración al otro lado del Atlántico: el 70% de la migración latinoamericana es intrarregional; además, según datos de 2015, 880.000 personas de otras partes del mundo emigraron a América Latina y el Caribe, para acabar residiendo en Chile, México, Paraguay, Argentina… También en 2015 hubo 180.000 solicitudes de asilo en América Latina. Según ha expuesto el vicepresidente de la Fundación Alternativas, la migración latinoamericana está feminizada e indigenizada, algo que, sin embargo, facilita la reagrupación familiar, sobre todo para trabajar en el sector servicios para el cuidado de niños y mayores. López Garrido también ha hablado de la migración como un objetivo de desarrollo sostenible, términos en los que ya se había expresado Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Por ello, ha propuesto un Pacto Mundial de Migraciones para universalizar las políticas migratorias. Por último, ha finalizado su turno de palabra asegurando que “la educación y las oportunidades deben ser el centro de las políticas públicas, algo que sabe bien la OEI, a través de sus amplios conocimientos en innovación educativa, el proyecto de ciudadanía global, la movilidad académica en educación superior y la atención al nivel del profesorado”.

Para concluir, Ernesto Samper, expresidente de Colombia, ha desgranado los desafíos de Iberoamérica. El primero, ha dicho, es el desafío de la competitividad, un indicador en el que la región está a la cola del mundo. El segundo gran desafío es la inclusión social: Iberoamérica no es la región más pobre del planeta, pero sí la más desigual debido a sus asimetrías de género, de clase social, etc., ha expresado. El tercer gran desafío es político: la construcción de ciudadanía, como concepto de pertenencia a un territorio, con sus derechos asociados. Los migrantes, ha dicho, no son extraños sino ciudadanos, no importa el lugar donde se encuentren y este es un concepto que existía en América Latina hasta hace al menos 5 años. Sin embargo, Samper ha explicado que esto ha saltado por los aires debido al enfrentamiento de Trump con México; a que países como Guatemala han aceptado ser barreras de contención de esa inmigración; y el problema de Venezuela, donde la migración venezolana hacia Colombia en los dos últimos años ha sido mayor que en los últimos 5 hacia Europa. Por último, Samper ha expresado su confianza en que ambos países puedan vivir en paz.