La propuesta educativa “Muros que unen” continuará este año en zonas de frontera
Migración y derechos humanos.
La propuesta interinstitucional “Muros que unen” desarrollada durante 2021 en centros de Primaria, UTU y Secundaria en las ciudades de Chuy (Rocha) y Rivera, continuará durante 2022. La experiencia conjuga talleres de reflexión y expresión plástica sobre migración y derechos humanos, que culminan con el diseño de un mural en la ciudad.
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El proyecto se implementó durante 2021 a través de la articulación entre el Programa de Educación en Derechos Humanos, el Programa de Educación Intercultural y Migrantes, el Área de Educación Artística de la Dirección de Educación del Ministerio de Educación y Cultura, la Dirección de Derechos Humanos del Consejo Directivo Central y la Oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos en Uruguay.
Durante el acto de cierre de la edición 2021, se proyectó un documental que registra la experiencia con los estudiantes. Niños, niñas y jóvenes reflexionaron acerca de los desafíos que enfrentan quienes migran, y también acerca de qué podemos hacer desde nuestro lugar para que quienes se integran a nuestra sociedad se sientan más contenidos.
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La representante permanente de la Oficina de OEI en Uruguay, Macarena Llauradó, resaltó que “las cosas que salen bien hay que repetirlas y poder derramar esta experiencia a los chicos que lo necesitan. Estamos trabajando para replicar esta iniciativa a partir de ustedes que ya son los expertos y sumar a nuevos chicos”.
“Lo más importante son ustedes y cómo adquieren estos conceptos tan importantes, tales como la educación en la migración, en la no discriminación y en la diversidad, y eso nos parece fundamental. La migración nos impacta personalmente a todos”, señaló.
El director de Educación del MEC, Gonzalo Baroni, contó que había visto el documental cuando aún estaba en construcción, y ahora “me emocionó muchísimo, porque nos pone en un lugar de reflexión de por qué hacemos lo que hacemos. Los docentes, estudiantes y autoridades pasamos tapados de expedientes, actividades y nunca paramos a reflexionar por qué hacemos lo que hacemos”.
Para Baroni, “este tipo de actividades nos ponen el eje y nos sacan de la automatización del sistema y nos hacen pensar y sentir que estamos de brazos abiertos a incorporar no solo nuevos conocimientos, sino también nuevas experiencias y dejar algo más allá de la inmediatez”.
Legado
Por su parte, el presidente del CODICEN, Robert Silva, felicitó a los estudiantes y destacó que “aprendieron, plasmaron y lo pusieron en una obra de arte que realizaron a partir de experiencias y reflexiones en dos ciudades emblemáticas de nuestro país: el Chuy y Rivera, interactuando docentes de Secundaria y de UTU y estudiantes de Secundaria y de UTU. Pintaron con sentido, amor y pertenencia. Nos sentimos orgullosos de lo que han hecho”.
“La educación no es solo sentarse en un aula a recibir muchos y valiosos aprendizajes, es también lo que ustedes hicieron: interactuar, convivir, relacionarse con el otro, ponerse en su lugar y tratar de entender lo que puede sentir, para que cuando esté en una situación determinada, encuentre en alguno de ustedes alguien que le de una mano”, resaltó.
La directora de Derechos Humanos del CODICEN, Gloria Canclini, valoró que esta iniciativa constituye “una forma de vivir los derechos humanos desde lo comunitario y desde la interacción entre estudiantes de Primaria, Secundaria y UTU que dejaron su impronta en los muros”.
José y Belén de Rivera, quienes participaron del proyecto, coincidieron en el valor y legado del mural para las próximas generaciones. “Decidimos dejarlo marcado como un recuerdo que nunca se olvida”.
Rafael del Chuy rescató la dura experiencia que muchas veces viven los migrantes en su ciudad y la necesidad de contener a las personas que atraviesan esta realidad.
Talleres
Esta iniciativa comprende talleres desarrollados con escolares, liceales y estudiantes de la UTU, en los que se reflexiona y trabaja la temática de la migración y los derechos humanos de las personas migrantes.
En estos espacios, niños, niñas y jóvenes reflexionaron acerca de los desafíos que enfrentan quienes migran, y también acerca de qué podemos hacer desde nuestro lugar para que quienes se integran a nuestra sociedad se sientan más contenidos.
El resultado de los trabajos plásticos realizados en los talleres fue utilizado como disparador para el diseño de los murales que ya forman parte de la fisonomía de las ciudades donde se desarrolló el proyecto.
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