El arte, un camino para sanar

La emblemática obra dirigida por Carlos Satizábal, es una creación colectiva que recrea casos de violación a los derechos humanos en Colombia: madres e hijos de familia que fueron víctimas de falsos positivos, mujeres sobrevivientes del genocidio político contra la Unión Patriótica, mujeres víctimas de la persecución contra líderes de derechos humanos y mujeres líderes estudiantiles víctimas de montajes judiciales y encarcelamientos injustos.

“Lo que pretende la obra es narrar los sentimientos y vivencias de sus actores que han sido sobrevivientes de crímenes de Estado, en esta obra artistas, sobrevivientes y lideresas, tienen el espacio para contar la verdad de lo que les ha sucedido”: nos explica su director, Satizábal.

Poesías memoriales, cantos, danzas, puestas en escena, narraciones y la presentación de objetos personales de sus familiares como: accesorios, juguetes, fotos, muñecos, cartas o prendas de vestir, son algunos de los recursos escénicos que sus protagonistas utilizaron para impregnar al público de sus sentimientos y experiencias ocurridas en medio del conflicto armado colombiano.

“Esta alegórica obra, busca de alguna manera restituir poéticamente la memoria colectiva, para detener la espiral del odio y del rencor, construir la paz, evitar la repetición de esos crímenes y lograr que las mujeres se conviertan en dirigentes políticas de amor, reivindicar la oportunidad de traspasar las fibras más hondas del alma personal y colectiva, a partir de la poesía memorial que permita desde el arte coadyubar al saneamiento como fundamento de paz y tranquilidad”, manifestó el director de la OEI, Carlos Mario Zuluaga.