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Cultura para el Desarrollo Sostenible
Presentación
La cultura es un motor de cohesión social, fortalecimiento comunitario y reducción de conflictos. Un eje relevante para el desarrollo sostenible y la generación de empleo y renta. La región iberoamericana ha sido pionera en el diálogo político sobre el papel de la cultura en el desarrollo sostenible.
La región iberoamericana ha sido pionera en el diálogo político sobre el papel de la cultura en el desarrollo sostenible, un diálogo que se ha facilitado y promovido gracias a la ventaja de compartir dos lenguas intercomprensibles, como son el español y el portugués, incorporando la contribución de la diversidad lingüística como un elemento importante del patrimonio cultural regional.
En el contexto iberoamericano, la Carta Cultural Iberoamericana, aprobada por los Jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos en 2006, ofrece una plataforma sólida para promover el intercambio cultural entre los países iberoamericanos y provee mecanismos para la protección y promoción de la cultura y del rico y diverso patrimonio cultural compartido.
Es imperativo establecer conexiones entre las redes culturales y los sectores ligados al territorio, fomentando la defensa de los derechos culturales y la preservación de la diversidad cultural y lingüística. Esto contribuye a un diálogo enriquecedor y a la formación de una conciencia cultural regional.
Diversos estudios subrayan el significativo papel transversal de la cultura, reconociéndola como un eje relevante para el desarrollo sostenible y un motor de cohesión social, fortalecimiento comunitario y reducción de conflictos, además de ser una fuerte aliada en la generación de empleo y renta.
Construyendo juntos un futuro sostenible
La Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (MONDIACULT 2022) resaltó la necesidad de tratar la cultura como un "bien público mundial", proponiendo su incorporación como un objetivo vinculado a los futuros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Asimismo, se reafirmaron los derechos culturales como fundamentales para el desarrollo humano, respetando la diversidad, la expresión artística y el derecho de los pueblos indígenas a la preservación y compartición de sus saberes tradicionales, así como la valoración y promoción de patrimonios culturales y naturales desde una perspectiva de sostenibilidad.
Después de todo, aunque tenga contribuciones transversales a diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible, como destacado en la resolución 74/198 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que asoció la cultura a la erradicación de la pobreza (objetivo 1), igualdad de género (objetivo 5), trabajo decente y crecimiento económico (objetivo 8), entre otros, defendemos que la cultura ocupe un espacio de destaque como un eje específico en la agenda pública global.
Sin embargo, aprovechando el momento en que los países parecen converger hacia el reconocimiento específico y nominal de la cultura para el desarrollo sostenible, en este año que precede a la próxima Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible que tendrá lugar en Barcelona (MONDIACULT 2025), es importante aprovechar el momento para avanzar en los debates regionales y en la necesaria articulación entre gobiernos, ONGs, iniciativa privada y demás organismos internacionales, involucrando activamente a la ciudadanía, para ejercer la cultura como un derecho fundamental en su plenitud.