8 de septiembre, Día Internacional de la Alfabetización: reflexiones de una pandemia
Como cada 8 de septiembre, la OEI se une al Día Internacional de la Alfabetización con el propósito celebrar y visibilizar los progresos realizados por la región iberoamericana en esta materia.
Como cada 8 de septiembre, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) se une al Día Internacional de la Alfabetización con el propósito celebrar y visibilizar los progresos realizados por la región iberoamericana en esta materia.
Desde el primer Programa de alfabetización y educación básica de adultos en Iberoamérica (PAEBA), la OEI ha trabajado junto a los ministerios de Educación iberoamericanos en mejorar el acceso, la calidad y la cobertura en materia de alfabetización, aprendizaje a lo largo de la vida y educación de jóvenes y adultos. Casi tres décadas de esfuerzos compartidos y de mejoras sustanciales en las ratios de analfabetismo y escolaridad inconclusa en la región.
Sin embargo, a pesar de que los retos encontrados hasta la fecha no han sido pocos ni menores, este 8 de septiembre es diferente de todos los demás. La pandemia de la COVID-19 ha puesto en jaque los sistemas educativos de toda Iberoamérica, interrumpiendo las clases presenciales, amenazando la continuidad de muchos estudiantes (especialmente de las niñas y las jóvenes) y poniendo de manifiesto la brecha digital existente.
En ese sentido, durante este periodo, la OEI ha llevado a cabo diversos encuentros regionales con los responsables de los ministerios en materia de lenguas y culturas indígenas, currículo y profesorado. En estas reuniones virtuales se ha podido constatar que los retos son comunes a muchos de los países. Problemas como la dificultad de acceso a ciertos territorios por la dispersión territorial y lo inaccesible de la orografía, la escasa adecuación de los materiales formativos al público al cual va dirigido, la gran rotación del cuerpo docente, la brecha digital y también la tecnológica, la escasa formación docente, entre otros, se han hecho más evidentes en estos últimos meses. Las dificultades no son nuevas, la pandemia sólo ha sacado a la luz los desequilibrios y las vulnerabilidades que lastran el progreso de la región.
La OEI continuará acompañando a los ministerios de Educación, ofreciendo espacios de diálogo, de formación y de intercambio entre los profesionales de los diversos países a través de una cooperación Sur-Sur, así como lo ha hecho desde el inicio de la pandemia por medio de un portal de recursos digitales para todos los niveles educativos.
Además, hay también motivos para la esperanza y el optimismo. Una de las enseñanzas que pueden extraerse de la pandemia de la COVID es la cooperación, como se ha manifestado en los conversatorios mantenidos en estas reuniones. También, la voluntad de colaborar y sumar esfuerzos para responder a los retos que comparten muchos de los países de Iberoamérica. Otro aspecto que merece ser destacado es la adaptabilidad y la rápida capacidad de respuesta que han experimentado los sistemas educativos. En un breve periodo de tiempo, las clases virtuales (online, por radio o por televisión) se han generalizado, introduciendo y extendiendo la enseñanza-aprendizaje a distancia. Como consecuencia de ello, se ha dado entrada a la innovación y la digitalización de la educación, aspectos sustanciales que permanecerán y se irán profundizando de ahora en adelante.
La educación posee un potencial transformador que es, precisamente, lo que nos exige el tiempo que estamos viviendo. Se debe ofrecer una educación que responda a los retos presentes y futuros, esto es, una educación resiliente e inclusiva. La capacidad de adaptación a estos retos determinará el éxito en la tarea de crear oportunidades de desarrollo humano y de garantizar una educación de calidad para todos y todas, sin dejar a nadie atrás.