El 80% de los jóvenes iberoamericanos posee perfiles incompatibles con los empleos de mayor competitividad
Es uno de los principales hallazgos del informe «Empleo juvenil y emprendimiento e América Latina y el Caribe». Se trata de un estudio que realiza un profundo diagnóstico sobre el estado del empleo juvenil en la región y propone algunas medidas en materia de políticas públicas para potenciarlo.
Esta tarde la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), por medio de su Instituto Iberoamericano para la Educación y la Productividad, y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) han presentado el informe Empleo juvenil y emprendimiento e América Latina y el Caribe.
La publicación, que recoge datos estadísticos de 11 países de la región (Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y República Dominicana) pone la lupa a cuestiones como la inserción laboral de los jóvenes iberoamericanos, así como al estado del desempleo o las políticas públicas que se están poniendo en marcha para potenciar el emprendimiento en esta población. Así, de acuerdo con el estudio, los jóvenes de los países analizados se enfrentan a problemas serios de inserción laboral, presentando las menores tasas de participación en comparación con el promedio poblacional, y también de desempleo, al punto de alcanzar la cifra más elevada desde que se llevan registros por causa de la pandemia.
En materia de brecha de género, el estudio pone de manifiesto que la tasa de empleo juvenil es 25 % menor en las mujeres si se compara con los hombres; al tiempo que desvela que la brecha en la tasa de desempleo alcanza un promedio del 6 % en los jóvenes, el doble de lo que se observa en el total de trabajadores.
Asimismo, los jóvenes con nivel educativo medio, es decir, aquellos de secundaria completa o incompleta son los que presentan mayores obstáculos para obtener empleo, lo que se traduce en menores tasas de ocupación y más desempleo, así como mayor informalidad, que es comparativamente menor en los jóvenes con más educación. De hecho, aunque en general el nivel educativo de los jóvenes es superior al de la población adulta, el informe concluye que un 80 % de ellos no tiene un perfil compatible con los requerimientos asociados a los empleos de mayor productividad.
En América Latina y el Caribe el promedio de los años de estudio de la población entre 15 y 29 años supera al del resto de la población activa, lo que representa una ventaja en términos de capital humano, en donde las mujeres jóvenes presentan una leve ventaja sobre los varones, según el informe. Por otra parte, en términos de emprendimiento, el estudio destaca que en la región el porcentaje de trabajadores jóvenes independientes es entre 4 y 12 % menor al del promedio del empleo total.
“Hay que trabajar la reforma de los sistemas de educación técnico profesional, mejorar la calidad de la educacion superior y la mayor capacidad de empleabilidad a partir de competencias útiles”, ha sentenciado Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, durante la presentación del informe en Buenos Aires.
Empleo juvenil, tecnología y políticas públicas
El empleo de los jóvenes en la región presenta un mayor riesgo de sustitución tecnológica que el promedio, ya que, de acuerdo con el informe, participan más en tareas manuales y rutinarias y menos en tareas que requieren mayor dominio de las nuevas tecnologías, lo que los expone como un grupo particularmente vulnerable ante un posible abaratamiento del capital que impulse una mayor incorporación de tecnologías.
En ese sentido, el informe advierte que los países de la región enfrentan el desafío de generar empleos para una oferta laboral creciente en las próximas décadas —lo que se conoce como «bono demográfico»—, un contexto de dificultades para la inserción laboral juvenil en el que todos los países analizados ya han puesto en marcha algunos marcos legales para atajar la situación. Sin embargo, las políticas de formación dual son aún incipientes en la región y no poseen un lineamiento estratégico sobre a qué formación deberían apuntar, advierte el estudio.
El informe concluye con dos recomendaciones de políticas públicas que se necesitan activar en la región. La primera consiste en adecuar los contenidos académicos a la realidad del mercado de trabajo con una fuerte apuesta por la educación dual que asegure que los conocimientos adquiridos se relacionen de manera directa con lo que requiere el mercado. La segunda, por su parte, propone un enfoque de alternancia entre la academia y la empresa en las carreras de alto perfil tecnológico que reduzca la brecha entre los contenidos académicos adquiridos y el conocimiento que efectivamente terminan utilizando los jóvenes en la realidad.
Participaron en la presentación del informe Andrés Delich, secretario general adjunto de la OEI; Maximiliano Alonso, director por Argentina y Colombia del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE); Gonzalo Zunino, investigador y coordinador del informe y Carlos Gallegos, economista senior del BCIE.