El secretario general de la OEI se convierte en miembro del Patronato de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste
La elección de Mariano Jabonero se produjo el mes pasado, y fue otorgada en virtud de su amplia trayectoria y reconocido prestigio en la región iberoamericana.
El pasado 13 de diciembre tuvo lugar la más reciente reunión del Patronato de la Fundación Yuste, en la que participó el secretario general adjunto de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Andrés Delich, en representación de esta organización. El pasado mes de noviembre, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, fue reconocido como miembro del Patronato de la fundación.
La incorporación de Jabonero al Patronato de esta entidad le permitirá formar parte de su principal órgano de gobierno y representación, que, además, está presidido de forma honorífica por el rey de España, Felipe VI.
Entre otros miembros ilustres que acompañarán al secretario general en este organismo, se encuentran la presidenta de Extremadura, María Guardiola —que ejerce este mismo cargo en el Patronato—; el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, José Manuel Albares (vicepresidente primero); o el rector de la Universidad de Extremadura, Pedro M. Fernández Salguero (vicepresidente segundo).
Desde Extremadura con vocación internacional
La Fundación Yuste nació a raíz de la fusión entre la Fundación Academia Europea de Yuste y la Fundación Centro Extremeño de Estudios y Cooperación con Iberoamérica. Se trata de una organización pública sin ánimo de lucro dependiente de la Junta de Extremadura. De carácter cultural, científico, investigador y divulgador, tiene por objetivo el impulso y la consolidación de las relaciones existentes entre la región extremeña, Europa e Iberoamérica, siempre guiadas por el respeto a la respectiva identidad, el mutuo beneficio y la solidaridad.
Así, entre sus principios se pueden encontrar el respeto a la democracia, la defensa de los derechos humanos, el fomento de la paz y la concordia internacional y el desarrollo social de los pueblos y naciones del mundo.
Como curiosidad, recibe su nombre por la localidad homónima extremeña, en cuyo monasterio de San Jerónimo pasó sus últimos días antes de fallecer el rey Carlos I de España y V de Alemania. En la actualidad, en ese mismo edificio se encuentran unas de las oficinas de la Fundación, junto a las que tienen en Guadalupe (Cáceres), Mérida, Badajoz y Bruselas.