La OEI y el BID promueven en Lisboa el intercambio de modelos de jornada escolar extendida para América Latina y el Caribe
Hoy se ha celebrado en la capital portuguesa el diálogo ministerial "Más tiempo, más aprendizajes, más inclusión", en el que se ha puesto el foco en las potencialidades de llevar la jornada escolar extendida a América Latina y el Caribe. En la región, un 28% de niños que no asisten regularmente a la escuela la abandonan tras completar primaria, mientras un 24% de jóvenes lo hacen tras el primer ciclo de secundaria.
El Teatro Thalia de Lisboa acogió este martes, 27 de junio, el Diálogo Regional de Políticas 2023, organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que este año está dedicado al tema «Más tiempo, más aprendizaje, más inclusión: Claves para extender la jornada escolar en América Latina y el Caribe».
En un evento, que se puede ver en el canal de YouTube de la OEI, y que contó con la participación y aportes de diversas autoridades y expertos de varios países de la región, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, alabó que la región ponga su mirada en estos programas ya que es una “política concreta”, y que aporta beneficios netos, lo que supone la posibilidad real de recuperar el aprendizaje y aportar a la mejora de la productividad de nuestra región”. Por su parte, el ministro de Educación de Portugal, João Costa, destacó que «encontraremos una verdadera y justa escuela pública cuando todos tengan acceso a la educación».
El secretario general adjunto de la OEI, Andrés Delich, por su parte, señaló que “la jornada escolar extendida está en la agenda a nivel mundial”, lo que motiva que ambas instituciones traigan a colación esta temática también al escenario iberoamericano. En ese sentido, el jefe del Sector Social del BID, Ferdinando Regalía, aseguró que “la extensión de la jornada escolar reaparece con nuevas potencialidades luego de la pandemia, al permitir reforzar el aprendizaje en áreas fundacionales como lectura y matemáticas. Además, fortalece el vínculo entre el estudiante y la escuela, disminuyendo el abandono temprano. Asimismo, alivia la carga de cuidado, algo especialmente relevante para la inclusión laboral de madres de hogares vulnerables”.
A continuación, la jefa de Educación del BID, Mercedes Mateo, apuntó que “los hijos de hoy en América Latina y el Caribe llegan más lejos en la escuela que los padres, y saben más que los abuelos. Sin embargo, la educación, que es clave para resolver la inequidad, ha sido sólo de manera parcial una herramienta de movilidad social porque se ha expandido el acceso, pero no la calidad”.
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El camino hacia la jornada escolar extendida en América Latina
Tamara Vinacur, especialista senior en educación del BID, destacó que «hoy por hoy, 17 países de la región cuentan con programas de extensión de la jornada, algunos lo acentúan en el nivel primario como Argentina, Paraguay o Uruguay, y otros en secundaria, como Brasil”. La importancia de este número, reforzó Dante Contreras, profesor de Economía en la Universidad de Chile y de California, se manifiesta por el hecho de que “una política como la jornada escolar extendida genera efectos indirectos para la familia y efectos no académicos para los niños que están en la escuela”. Esto “ha permitido evaluar aspectos no educacionales, como el aumento de la participación de la mujer en el mercado de trabajo, la disminución de los embarazos adolescentes o del crimen, aspectos importantes para la región”, de acuerdo con el experto.
Por su parte, Jaime Perczyk, ministro de Educación de Argentina, explicó que el caso en ese país el trabajo se realizó “en acuerdo con las provincias y con las comunidades”, y que ha requerido “una inversión en salarios, materiales bibliográficos y capacitación docentes”. Como complemento, Ariana Cosme, responsable de la concepción y aplicación de los primeros programas de extensión de la jornada escolar en Portugal, aclaró que «nunca quisimos más profesores y escuela, si era para hacer más de lo mismo. Lo que queríamos desde el principio era una ampliación de las posibilidades educativas».
Debatir y compartir para evolucionar
En el segundo panel, coordinado por Tamara Díaz, directora general de la OEI, y que abordó la necesidad de atender la demanda y la necesidad de garantizar la equidad como grandes retos para la implantación de modelos de ampliación de la jornada escolar, el ministro de Educación y Ciencia de Paraguay, Ricardo Zárate, afirmó que «debemos cambiar la actitud en la educación. Ponemos la autonomía en la economía, pero la educación debería ser prioritaria”. Pablo da Silveira, ministro de Educación y Cultura de Uruguay, por su parte, defendió “que no se trata de cantidad, sino de calidad”, cuando se habla de aumentar las horas, al tiempo que fue enfático en asegurar que en el caso uruguayo los retos fueron tres: más infraestructura, garantizar la alimentación y un modelo pedagógico que abarcara toda la jornada.
“Se necesitan nuevas escuelas en sectores más vulnerables, proporcionar información a las familias sobre los beneficios de la jornada escolar extendida y complementar la escuela con otras políticas públicas”, apuntó por su parte Gregory Elacqua, economista principal de la División de Educación del BID, sobre los desafíos de estos programas en la región.
La educación en el centro
Para cerrar una fructífera sesión de debates, intercambio de experiencias, modelos y retos, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Cooperación portugués, Francisco André, recordó que «la educación tiene un efecto catalizador: no hay desarrollo sin educación, no hay progreso científico sin educación, no hay crecimiento sin educación», por lo que es fundamental apostar por «la cooperación internacional para hacer de la educación una prioridad para todos en todo el mundo».
Por último, Fazia Pusterla, representante del BID en Europa, afirmó que «ampliar la jornada escolar nos ayuda a dar una respuesta más holística a las necesidades de los alumnos».