¿Por qué unirnos en la defensa de la diversidad cultural?
Son tiempos en los que se precisa más que nunca afirmar el valor central de la cultura como base indispensable para el desarrollo integral del ser humano, la superación de la pobreza y de la desigualdad y promover y proteger la diversidad cultural co…
La sociedad globalizada plantea muchos retos en la defensa y reconocimiento de la diversidad cultural.
Son tiempos en los que se precisa más que nunca afirmar el valor central de la cultura como base indispensable para el desarrollo integral del ser humano, la superación de la pobreza y de la desigualdad y promover y proteger la diversidad cultural como origen y fundamento de la cultura y base de los Derechos Culturales.
Son tiempos en los que se necesita comprender y disfrutar de las múltiples facetas que ofrece la diversidad cultural y su espectro de multiplicidad de identidades, lenguas y tradiciones que la conforman y enriquecen; consolidar un espacio cultural de convivencia como ámbito propio y singular, con base en la solidaridad, el respeto mutuo, la soberanía, el acceso plural al conocimiento y a la cultura y el intercambio cultural.
En ese marco, es preciso incentivar lazos de solidaridad y de cooperación entre diversas regiones del mundo, alentar el diálogo intercultural entre todos los pueblos y fomentar la protección y la difusión del patrimonio cultural y natural, material e inmaterial iberoamericano a través de la colaboración entre los países, instituciones, colectivos y personas.
En un mundo marcado por la mezcla y la interacción de culturas, los esfuerzos por proteger las manifestaciones de la diversidad cultural, tienen una importancia significativa tanto para los gobiernos nacionales para la comunidad internacional o grupos y asociaciones comunitarios de ámbito local.
En ese sentido se refirió Paulo Speller, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), en el informe que presentó a la XVIII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura, celebrada en Cartagena de Indias, Colombia, en 2016, donde expresó que la cultura es la “esencia de la vida de los pueblos, proyección de sus valores, identidades y expresiones compartidas, la construcción colectiva de sentidos. Es un aliciente para abrir camino a vinculaciones y dinámicas en diversos escenarios políticos y sociales… una dimensión de la libertad que trasciende oportunidades sociales, políticas y económicas; una herramienta esencial para contribuir a erradicar la pobreza, construir sociedades justas y diversas y promover la diversidad de las expresiones culturales plenas como uno de los objetivos más importantes del desarrollo humano”.
Y, en ese marco, la libertad cultural es una parte esencial del desarrollo humano, puesto que para vivir una vida plena es indispensable poder elegir la identidad propia respeto a los demás sin exclusión ante otras opciones. Informe de Desarrollo Humano 2004: “La Libertad Cultural en el Mundo diverso de hoy”. Como expone uno de los autores de ese informe clave para el mundo de la Cultura, el Profesor de Economía y Filosofía Amartya Sen “Es necesario que la gente cuente con la libertad de participar en la sociedad sin tener que desprenderse de los vínculos culturales que ha escogido”.
Por otro lado, la pluralidad de las culturas es ya una realidad y un concepto que refleja, en todas sus facetas, la sociedad actual. Como indica Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, en el Informe Mundial sobre la Diversidad y el Diálogo intercultural “Entre la diversidad cultural y el medio ambiente, la economía, la educación y la salud, entre la diversidad cultural y el cambio climático, la salvaguardia del patrimonio, la de las lenguas, el acceso a los recursos y el mayor bienestar, existen nexos de todo tipo, de tal modo que resulta imposible interesarse en un tema preciso sin tener en cuenta el alcance de las culturas y su diversidad.”
Oportunidades de la diversidad cultural: La Carta Cultural Iberoamericana (CCI)
Por su parte la ONU aboga también en ese sentido, a través de sus agencias, instituciones y redes de cooperación que trabajan en clave de desarrollo y que asumen el potencial de la inclusión de la diversidad como principio motor de la vida social.
Y en esa línea, la UNESCO marcó la orientación a propósito de la aprobación de la Convención sobre la promoción y protección de la Diversidad de las Expresiones Culturales (París, 2005): “La diversidad cultural es característica esencial de la humanidad y patrimonio riquísimo que debe valorarse y preservarse en provecho de todos”.
Un ejemplo para afrontar y desarrollar esta apuesta es la Carta Cultural Iberoamericana (CCI) firmada en la Cumbre Iberoamericana de Montevideo (2006), que aboga por mantener una serie de principios para el desarrollo cultural y la convivencia entre los países de la región.
Por otra parte, la cultura constituye un estímulo a la creatividad, un factor de innovación y desarrollo y, en tiempos en los que se buscan medios de crecimiento y de desarrollo sostenible, es indispensable que los responsables políticos y a los agentes de la sociedad civil reconozcan ese papel de la diversidad cultural y lo integren en las políticas públicas tanto a escala local, nacional como internacional.
También así queda reflejado en la Carta Cultural Iberoamericana, documento en el que se manifiesta la amplitud y variedad del universo de identidades culturales por el que es preciso abogar para:
- Concienciar sobre la importancia de la diversidad y el diálogo intercultural y la inclusión social.
- Sensibilizar sobre la necesidad de acciones de apoyo y compromiso sobre diversidad cultural a partir de gestos reales realizados día a día.
- Buscar mejorar el entendimiento y la cooperación entre las gentes de diferentes culturas.
La cultura en el centro
Desde esta perspectiva que sitúa la cultura en la base de la cooperación, organismos internacionales como la OEI, que lleva diez años trabajando en el desarrollo de los principios de la Carta y en la promoción y protección de los derechos culturales. Fruto de este trabajo son los Programas de movilidad cultural desarrollados por la OEI que han promovido durante esta década la creación de redes para el desarrollo de una cultura cooperativa, solidaria y transformadora creada desde las comunidades con el acento en la iniciativa colectiva.
En este esfuerzo colectivo no se debe olvidar la importancia de una educación multicultural orientada al desarrollo de una ciudadanía participativa, ni tampoco la necesaria visión crítica de la información generada por los medios de comunicación. Para ello, la OEI en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y las asociaciones Bajando al Sur y Meta Comunica, ofrecieron durante la segunda edición de La Navideña, Feria Internacional de las Culturas y bajo el nombre REDIVERSA, dos talleres simultáneos, públicos y gratuitos de Teatro y Comunicación Social por la Diversidad Cultural.
Entre las más de 250 actividades que se realizaron en las instalaciones de Matadero Madrid con motivo de la Feria, en la que participaron más de 75 embajadas y organismos culturales, estos dos talleres aportaron herramientas útiles de teatro y comunicación para difundir y multiplicar el impacto de nuestras acciones colectivas y reflexionar en equipo por la diversidad cultural. El encuentro tuvo lugar del 18 al 22 de diciembre en las instalaciones de Intermediae (Matadero Madrid).
El proceso culminó con una muestra participativa y abierta al público el día 22 de diciembre en la Cineteca del Matadero. En ella se conectaron redes humanas y se promovió la participación ciudadana. Un espacio para la acción donde surgieron conexiones entre cuestiones como la defensa de los derechos humanos, la multiculturalidad, el medio ambiente o la libertad de expresión y comunicación.