Los Foros de CTS edición especial 2015
09 de março de 2016
República Dominicana
Desde hace casi seis años, la sección viene cumpliendo con creces nuestras expectativas, tanto por la calidad de los textos
Desde hace casi seis años, la sección viene cumpliendo con creces nuestras expectativas, tanto por la calidad de los textos como por el prestigio de los autores y la calidad de las intervenciones de los lectores. Hasta ahora hemos publicado 70 foros de unos 60 autores, ya que algunos de ellos publicaron más de un texto. Para esta edición especial seleccionamos 50 de esos foros, que dieron lugar a casi 2000 comentarios por parte de los lectores. Los hemos agrupado en diez ejes: 1. Participación ciudadana en ciencia y tecnología; 2. Política científica y tecnológica; 3. Ciencia y universidad; 4. Investigación en ciencias sociales y humanidades; 5. Cultura y divulgación de la ciencia y la tecnología; 6. Revistas científicas y producción de conocimiento; 7. Tecnologías de la información y la comunicación; 8. Ciencia e innovación; 9. Ciencia y medio ambiente; y 10. Ciencia y sociedad.
Entre los autores se encuentran célebres especialistas de todo el arco iberoamericano. Invitamos a los lectores a leer y comentar los textos en sus respectivos espacios. El debate sigue abierto.
Presentación
Muchas veces se predijo que el desarrollo tecnológico en el campo de las TIC 7 acabaría con el paradigma del papel. Las revistas y los libros en soporte electrónico habrían de volver obsoletos los libros y las revistas impresos. Hasta las bibliotecas devendrían en museos de objetos anticuados. Hoy podemos comprobar que, sin dudas, la expansión de los medios digitales es un hecho incontrastable. CTS es un ejemplo, entre tantos otros. El propósito que inicialmente nos había movido a crear la revista era ofrecer un ámbito para discutir las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad desde una perspectiva plural e interdisciplinaria y con una mirada iberoamericana. Creíamos en la importancia de las revistas como medio de comunicación, de debate y de difusión de ideas. Pero no queríamos hacer una revista de cualquier debate, sino de debate académico, con un nivel tal que despertara el interés de los mejores autores y los mejores lectores. Queríamos que se convirtiera en una referencia en este campo emergente en nuestros países.
En septiembre de 2003 publicamos el primer número de CTS y lo hicimos en papel, como correspondía. Cuatro años después, en noviembre del 2007, abrimos el sitio web y comenzamos a poner la revista también en línea. Se trató de una transición, ya que a partir del número 20 nos decantamos exclusivamente por el formato virtual.
Varias razones lo explican. Los costos y el alcance son apenas dos de ellas. Por un lado, es cierto que los costos de distribuir en el espacio iberoamericano una revista en papel superan al de la propia edición. Por el otro, también es cierto que el número de lectores que acceden a la publicación virtual es incomparable con los del formato tradicional. Hoy el sitio web de CTS recibe un número de visitas que oscila entre 12.000 y 14.000 por mes. Sin embargo, la razón más importante es que el medio digital permite el diálogo directo entre autores y lectores, que adquieren el derecho y el poder de expresar sus ideas en el espacio público del sitio de la revista. Como
tributo a la tradición, decidimos que de todos modos editaríamos anualmente un número especial de CTS en papel, con los mejores artículos de ese período.
CTS ingresó a la era digital como una revista de acceso abierto que contiene además otros espacios destinados a promover la reflexión y el debate sobre la articulación de la ciencia y la tecnología con el ambiente cultural, político y social iberoamericano. Tenemos la aspiración de que en su plataforma CTS brinde acceso libre a todos sus contenidos y permita que los lectores puedan hacernos llegar documentos y debatir problemas. Por eso, el sitio alberga tres secciones:
• La Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, con el formato típico de una publicación con referato dedicada a recoger la investigación académica en este campo.
• El Portafolio CTS, que aspira a difundir en un repositorio ad hoc una variedad de aportes teóricos y empíricos de expertos iberoamericanos en este campo, poniéndolos al alcance directo de los lectores.
• El Foro CTS, orientado a establecer un diálogo fluido con los lectores en torno a una agenda de temas que iluminen diversos aspectos relativos a la relación ciencia,
tecnología y sociedad.
Los foros cumplieron con creces nuestras expectativas, tanto por la calidad de los textos como por el prestigio de los autores y la calidad de las intervenciones de los lectores, por lo que decidimos dedicar el número anual impreso de CTS precisamente a ellos. Hasta ahora hemos publicado exactamente 70 foros de unos 60 autores, ya que algunos de ellos publicaron más de un texto.1 Para esta edición especial seleccionamos 50 de esos foros, que dieron lugar a casi 2000 comentarios por parte de los lectores. Los hemos agrupado en diez ejes:
1. Participación ciudadana en ciencia y tecnología
2. Política científica y tecnológica
3. Ciencia y universidad
4. Investigación en ciencias sociales y humanidades
5. Cultura y divulgación de la ciencia y la tecnología
6. Revistas científicas y producción de conocimiento
7. Tecnologías de la información y la comunicación
8. Ciencia e innovación
9. Ciencia y medio ambiente
10. Ciencia y sociedad
El eje de la participación ciudadana en ciencia y tecnología comprende una serie de foros relativos al papel de los ciudadanos, su derecho a la información y la participación en la toma de decisiones referidas a la investigación científica y los estilos de desarrollo tecnológico. Entre los foros que hemos escogido para este eje, León Olivé se interroga acerca de si hay un límite en el derecho a la información y se pregunta hasta qué punto los ciudadanos deben “saber”. José Antonio López Cerezo afirma que es hora de pasar a la acción para transformar un estado de cosas en temas de innovación. Marta González reflexiona acerca de los interrogantes de la participación: “el quién” participa y el “cómo” lo hace. Josep Lobera pone el dedo en la llaga de las contradicciones entre ciencia y democracia y se pregunta qué criterio prevalece: ¿el de la mayoría absoluta o el de una minoría cualificada? En el mismo sentido, Ana Cuevas Badallo plantea la cuestión de la factibilidad de la participación democrática y ciudadana en asuntos de política científica. Jorgelina Sannazzaro propone reflexionar acerca de la participación ciudadana en escenarios de conflictividad, mientras que Estéfano Conde Veraszto y Nonato Assis de Miranda se preguntan si la educación necesita a la tecnología y la política.
En el eje de la política científica y tecnológica se destaca el foro propuesto por Emilio Muñoz acerca del complicado camino de las políticas científicas. Javier López Facal, en un agudo texto enmarcado en la problemática española reciente, compara los recortes en los presupuestos de I+D con el retorno de la cultura paleolítica. En otro orden, Tatiana Láscaris Comneno plantea el problema del capital social y propone discutir acerca de la efectividad de las políticas tecnológicas en América Latina. Guillermo Foladori cuestiona las políticas científicas y tecnológicas preguntándose a quién benefician. Francisco Solís Cabrera se pregunta si el intento de medir el
impacto social de la ciencia y la tecnología es un emprendimiento viable o utópico.
En el eje de ciencia y universidad hemos escogido el foro propuesto por José Joaquín Brunner, en el que invita a debatir acerca de la estructura y la superestructura de la educación superior. Elena Castro-Martínez se interroga acerca de si los investigadores deben ser multidimensionales y polifacéticos. La cuestión de los rankings de universidades forma parte también de este eje y ha sido abordada en varios foros, desde miradas contrapuestas. Isidro Aguillo, por ejemplo, argumenta a favor de su utilidad, en tanto que Carlos Pérez Rasetti lo hace en contra. Sandra Brisolla plantea la cuestión de la utilidad de los rankings y eventualmente cómo habría que construirlos. En otro plano, la necesidad de una reflexión crítica acerca de la formación de investigadores en la universidad es defendida por Federico Vasen,
Federico Monczor y Karina Alleva.
En el eje de investigación en ciencias sociales y humanidades, Noemí Girbal hace una encendida defensa de las ciencias sociales en un texto titulado “Esperando la carroza o ciencia bajo custodia”. Sergio Lorenzo Sandoval Aragón cuestiona la aplicación acrítica a las ciencias sociales latinoamericanas de los recursos teóricos y metodológicos provenientes de contextos diferentes, conduciendo así a una agenda imitativa. Por último, Jordi Vallverdú se pregunta directamente: ¿para qué sirve la filosofía de la ciencia?
En el eje de cultura y divulgación de la ciencia y la tecnología, Carmelo Polino, con un tono de advertencia, hace referencia a una posible hipoteca a las vocaciones científicas. José Antonio Acevedo Díaz reflexiona acerca de los resultados de las evaluaciones PISA y las actitudes relacionadas con la ciencia y la tecnología. Héctor Palma aporta una mirada crítica sobre la práctica de la divulgación y advierte que una euforia divulgadora puede conducir a la banalización de la ciencia. Carlos Osorio se pregunta por la actualidad y el futuro de la cultura tecnológica en las escuelas, mientras que Carina Cortassa dedica su intervención al hecho de que el modelo del déficit cognitivo no solamente goza de buena salud, sino que, como el Cid Campeador, gana batallas después de muerto. Ana María Vara cuestiona si ha surgido una ola de ludismo en América Latina como reacción al cambio tecnológico acelerado. Por último se destaca el foro elaborado por Carlos Vogt, en el que el autor considera como una utopía indispensable la socialización del conocimiento.
En el eje de revistas científicas y producción del conocimiento, aparecen los foros elaborados por Pablo Jacovkis, sobre Randy Schekman, la ciencia y las revistas científicas, y por Marcelo Campo, cuyo texto se llama “Sobre la ciencia y las revistas científicas: el quinto elemento”. Finalmente, Dominique Babini propone como tema de discusión la necesidad de mayor protagonismo de las universidades frente a las posibilidades que ofrecen las publicaciones de acceso abierto.
En el eje de TIC, Mariano Martín Gordillo analiza el fenómeno de la web 2.0, que permite a los usuarios ser participantes activos y lo vincula con la educación. Artur Serra discurre acerca de la cultura en la Internet del futuro. Guido de Caso propone intercambiar ideas acerca de la historia de la computación y la dificultad de mirar hacia atrás. Rodolfo Barrere y Lautaro Matas incursionan en el problema de la búsqueda de información en las entrañas de la red, en un texto al que titulan “Del trópico, los tomates y la clonación in vitro. Las dificultades de buscar información académica en Internet”. Finalmente, Susana Finquelievich propone debatir acerca de si el concepto de “sociedad de la información” abre las puertas a una nueva disciplina científica.
En el eje de ciencia e innovación hemos escogido el foro propuesto por Javier Echeverría sobre un concepto de raíz schumpeteriana: el de innovación sin ciencia.
Lucas Luchilo se pronuncia en contra de la moda relativamente reciente de instaurar la triada I+D+i. Daniel Gómez presenta una mirada sobre las innovaciones surgidas de los laboratorios y se aproxima a la problemática de las patentes en el mundo académico. Javier López Facal reaparece para ironizar acerca de que los cromañones ya hacían innovaciones tecnológicas. En tanto, Pedro Pablo Burbano sitúa a la universidad como eje y núcleo de los sistemas de innovación.
En el eje de ciencia y medio ambiente, Amparo Vilches y Daniel Gil Pérez plantean el interrogante que abruma a muchos: ¿enfrentamos una emergencia planetaria o se trata simplemente de un catastrofismo ecologista? José Antonio Pascual Trillo propone reflexionar sobre la crisis de insostenibilidad ambiental, a la que considera mal entendida y peor enfrentada. Finalmente, Susana Sá y Ana Isabel Andrade aportan un texto sobre la aplicación en los procesos educativos del enfoque CTS a la problemática ambiental.
En el eje final, sobre ciencia y sociedad, Agustín Ostachuk propone un debate acerca de la teoría de las dos ciencias: ciencia burguesa y ciencia proletaria. Con un enfoque más filosófico, Héctor Palma entrega su segundo foro a la colección: esta vez su texto versa sobre de los límites cognitivos, éticos, teóricos y prácticos de las ciencias, entre otros, para proponer la necesidad de repensar el concepto mismo de “límites de las ciencias”. En la misma línea de cuestionamientos, Ana Delicado se pregunta para qué sirven las sociedades científicas y Lucas Luchilo hace una segunda entrada para objetar el supuesto de que la investigación física se concentra en ciudades de todo el mundo, menos de América Latina. Ana Delgado, Dorothy Dankel y Silvio Funtowicz son los autores de un provocativo foro titulado “Súperordenadores, evolución y ‘la basura’ de la vida”, en el que se preguntan cómo pueden los estudios sociales de la ciencia contribuir a un desarrollo más reflexivo de la biología sintética y de sistemas. La cuestión de la movilidad del personal altamente capacitado es objeto del foro que presenta Ana María González Ramos, con el que se cierra el volumen.
Al poner estos foros a disposición de los lectores, estamos seguros de ofrecerles un conjunto de buenas ideas, inteligentes y muchas veces provocativas, sobre la mayoría de los temas centrales de la agenda CTS en la escena iberoamericana actual. Confiamos en que los harán pensar y también disfrutar.
Mario Albornoz
Descargar Libro: https://oei.int/oficinas/argentina/publicaciones/revista-iberoamericana-de-ciencia-tecnologia-y-sociedad-los-foros-de-cts-especial-2015