Construir diálogos en la cooperación regional: el rol de la OEI en las Cumbres Iberoamericanas
Esta tarde se ha presentado en la Casa de América de Madrid el informe «La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura y las Cumbres Iberoamericanas de jefes y jefas de Estado y de Gobierno». El estudio pone de relieve el rol de la OEI en estos importantes encuentros de alto nivel —coordinados por la SEGIB—, en especial, en el desarrollo de los “programas cumbre” que han potenciado por 30 años la educación, la ciencia y la cultura de la región.
La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ha presentado este miércoles un estudio en el que se analiza el papel que ha tenido este organismo internacional en el desarrollo de las Cumbres Iberoamericanas de jefes y jefas de Estado y de Gobierno que, tras más de treinta años, se han consolidado como uno de los principales puntos de encuentro de alto nivel político en la región para el fortalecimiento de la cooperación iberoamericana.
La presentación del estudio, realizado por la investigadora Érika Rodríguez Pinzón, se ha llevado a cabo en la Casa de América de Madrid, y ha contado, además, con la participación del secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, el director de Casa de América, Enrique Ojeda, y el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), Antón Leis.
Mariano Jabonero ha destacado que, si bien “la actividad de la OEI no se limita al ámbito político y programático de las cumbres”, sus áreas misionales, educación, ciencia y cultura “constituyen el espacio más estable de la cooperación iberoamericana, lo que justifica su compromiso con los programas más emblemáticos que han nacido en las cumbres”. Durante la presentación, Jabonero ha reflexionado sobre el futuro de la cooperación iberoamericana y ha sentenciado que la región tiene dos retos que se deben trabajar conjuntamente: “el cambio climático y la transformación digital”.
Para Antón Leis, la cooperación española ha estado y estará siempre en América Latina con una cooperación con nuevas narrativas y potenciando instrumentos compartidos. “Tenemos que evitar nuevas crisis y que no se produzca una crisis de la democracia y de las instituciones”, ha sentenciado.
De acuerdo con la investigadora Érika Rodríguez la característica de la cooperación iberoamericana radica en que “los proyectos echan a andar solos” porque “se propicia su apropiación más allá de la vida institucional”. El reto está, según Rodríguez, “en poder medir el impacto de los programas”, algo en lo que la OEI ha sido pionera incluso antes de la implementación de la Agenda 2030.
Un rol esencial desde 1991
El estudio realiza un repaso por la historia de las cumbres iberoamericanas, desde la primera, en 1991, en Guadalajara, México, hasta la última en Andorra la Vieja, en 2021, por medio de un análisis del sistema de la cooperación iberoamericana, así como del papel determinante de la educación, la ciencia y la cultura y, por ende, de la OEI, en las agendas propuestas en las cumbres.
El análisis desglosa la veintena de programas emblemáticos aprobados en estos encuentros, y denominados como “programas cumbre”, con especial foco en aquellos en los que la OEI ha tenido un nivel de intervención destacable por la naturaleza educativa, científica y cultural de los mismos, y detalla los principales logros obtenidos desde su puesta en marcha.
Así, en el campo educativo, destacan los programas de alfabetización a lo largo de la vida, desarrollados junto a la Segib, que con el pasar de los años han reflejado un alto grado de retención de los alumnos cercano al 80%, o el desarrollo del programa Metas Educativas 2021 a la Agenda 2030, aprobado en la cumbre de Mar del Plata, Argentina, de 2010, y en el que se ejecutó el proyecto «Luces para aprender», que llevó luz eléctrica a más de 55 mil escuelas rurales de toda Iberoamérica. También, al amparo de este programa, la OEI desarrolló todo un sistema de evaluación a través de los informes Miradas, que año tras año detalló el seguimiento de dichas metas y su consecución.
En materia de educación superior y ciencia, los programas de movilidad internacional impulsados por la OEI, y respaldados por los mandatarios iberoamericanos en las cumbres, han sido iniciativas banderas en este aspecto. En ese sentido, bajo el espíritu integrador de las cumbres, la OEI ha impulsado la estrategia Universidad Iberoamérica 2030 que busca avanzar en la construcción de un espacio común de educación superior e investigación, tomando como bastión el enorme potencial de compartir dos lenguas como el español y portugués.
En lo cultural, el informe subraya el papel de la Carta Cultural Iberoamericana, el primer documento regional que, a nivel político e institucional, reconoce el valor de la cultura como pilar indispensable para el desarrollo social y económico de Iberoamérica. La carta fue adoptada en la XVI Cumbre Iberoamericana de Montevideo de 2006, y desde entonces ha impulsado las políticas nacionales para el fortalecimiento de este sector, en una región que se perfila como “potencia cultural” y donde se generan alrededor de 2 millones de puestos de empleo que representan entre el 2 % y el 4 % del PIB regional.
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