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Crisis actuales y olvidadas en Iberoamérica: la migración en el foco

Crisis actuales y olvidadas en Iberoamérica: la migración en el foco

Iberoamérica vive un momento en el que los temas migratorios son prioritarios. Las necesidades son múltiples y multidimesionales en los países de origen, destino y tránsito. Cuando este 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado, es momento de reflexionar sobre los grandes movimientos de personas que en la región han sido más numerosos y retadores, pues sus causas son multidimensionales y la respuesta es compleja.

El éxodo migratorio venezolano constituye la mayor crisis de desplazamiento en la era moderna en la de América Latina. Desde 2015 hasta la actualidad, más de 5,4 millones de venezolanos han abandonado su hogar, residiendo actualmente 4.6 millones en la región. Los países receptores de migrantes venezolanos, gracias a la acción estatal y también a la de la de sociedad civil, han demostrado ser capaces de ofrecer respuestas proactivas ante escenarios donde la solidaridad es una necesidad. De hecho, estas respuestas han sido inmediatas, flexibles, pertinentes y se adelantaron a la propia respuesta de la cooperación internacional. En ese sentido, es clave destacar la creación del Proceso de Quito y el trabajo y respuesta regional que se está produciendo. Así, la región ha protagonizado y liderado la respuesta, y los donantes y organismos internacionales se han sumado y complementado este liderazgo.

En 2020, España junto con la Unión Europea, lideraron la primera Conferencia Internacional de Donantes  en solidaridad con los refugiados y migrantes venezolanos, en la cualse lograron movilizar 2.544.468.167 € en préstamos y donaciones que han sido canalizados a través de diversos mecanismos para responder a las necesidades manifestadas. A pesar de estos esfuerzos, tras el estallido de la pandemia de la COVID-19, nuevas necesidades han surgido frente a flujos de migrantes que requieren apoyo específico con esta situación de crisis “añadida”: el acceso a un empleo, sanidad o educación son aspectos más clave, si cabe, en estos momentos para lograr la integración de la población venezolana.

Por ello, esta semana se celebró la segunda Conferencia Internacional de Donantes en solidaridad con los refugiados y migrantes venezolanos, liderada por Canadá, en la que el compromiso global de financiación alcanzado fue de más de 1.500 millones de dólares, de los cuales 954 millones corresponden a subsidios y otros 600 millones a préstamos.

Además de la crisis migratoria venezolana, los países del denominado “Triángulo Norte” llevan sufriendo una crisis migratoria, en muchas ocasiones, situada en un segundo plano y que solamente aparece o retoma protagonismo cuando los medios visibilizan las caravanas de migrantes que llegan a México con destino final Estados Unidos. La situación de violencia e inseguridad que se vive en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua no es nueva… pero sí se consolida como una crisis migratoria de elevado calado.

Como resultado de las dificultades económicas, violencia, inseguridad y criminalidad, unas 515.000 personas de El Salvador, Guatemala y Honduras han buscado protección internacional en otros países, principalmente en la región. En los dos primeros meses de 2021, se registró un número récord de personas en busca de seguridad en México, donde se recibieron más de 13.000 solicitudes de asilo. A ello se suma el efecto de los desastres y cambio climático, afectando los huracanes a continuas reconstrucciones que “llueven sobre mojado”. Asimismo, los efectos de la pandemia del Covid-19 han sido particularmente graves en la zona, aumentado el riesgo de violencia. Además, el desplazamiento forzado tiene un claro sesgo: niños y niñas y también mujeres. Las familias se ven sumidas en el desempleo, los niños se ven obligados a abandonar la educación y la vulnerabilidad se dispara.

En este caso, de nuevo, los países afectados desde 2017 llevan trabajando en una cooperación con enfoque regional a través del MIRPS (Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones). En cuanto a la cooperación internacional, este mes de junio, en concreto el día 10, bajo el auspicio de España se realizó un evento de solidaridad hacia los desplazados forzados y las comunidades que acogen en la región de Centroamérica y México, donde se comprometieron 110 millones de USD.

La OEI con los migrantes y refugiados de la región

La OEI, promoviendo el derecho y acceso a la educación de los migrantes, desarrolla iniciativas relacionadas con la formación docente, así como con el análisis de perfiles de esta población para evitar el abandono escolar; también está presente en los principales espacios de negociación y diálogo a nivel regional frente a esta problemática. En ese sentido, fomentar debates y poner la cuestión en foros es clave, como aconteció hace unos meses en Colombia, de la mano del Ministerio de Educación de ese país.

Asimismo, a nivel regional diversos enfoques pueden desarrollarse centrándose en el trabajo de contención en situaciones de tránsito. Por ejemplo, el proyecto desarrollado por OEI, con apoyo de Aecid, «Experiencias educativas con niñas, niños y adolescentes migrantes en escuelas y albergues de las zonas fronterizas México-Guatemala y Ciudad de México», que tuvo como objetivo dar oportunidades educativas no formales en escuelas y albergues que propiciaran la inclusión. Las oportunidades se concentraron en formar para la vida, a través del aprendizaje de narrativas orales y escritas, expresiones artísticas y competencias socioemocionales, éticas, culturales, para vivir y transformar las situaciones de violencia y discriminación.

Otro enfoque, más ligado a la prevención, podemos encontrarlo en el desarrollo del proyecto «Transformación Escolar» desarrollado por OEI y que tuvo como fin contribuir a que las escuelas sean espacios libres de violencia desde un enfoque integral de derechos. El proyecto dotó de herramientas interesantes para diversos países, incluidos los de la región centroamericana.

El papel de la cooperación internacional

Sin duda, formar parte y establecer alianzas con actores regionales es clave, pues aunar esfuerzos y sinergias fomenta la eficacia y pertinencia de la ayuda. Este ha sido el caso de la alianza OEI-SICA que pone el foco en estas problemáticas presentes en la región.  

Reinventar, buscar soluciones alternativas, dialogar, dar voz a las personas en situación de movilidad…son todos aspectos clave a tener en cuenta para dar respuesta ajustada a las necesidades que población migrante y refugiada presenta. En tiempos de pandemia, debemos reinventar los formatos, medios y plataformas de la cooperación internacional para seguir poniendo sobre la mesa las necesidades urgentes y de medio aliento que acontecen en la región iberoamericana en relación con la población en situación de movilidad, sea migrante o refugiada, para que no pasen a engrosar la lista de crisis olvidadas.

 

Artículo escrito por Ana Amor Alameda, experta en Educación de la OEI.