Educación, ciencia y cultura: tres elementos vitales para combatir la pobreza en Iberoamérica
Este 17 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, uno de los flagelos que sigue azotando al mundo en el siglo XXI. En América Latina se calcula que el 30% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza y más del 10% en situación de pobreza extrema. La educación, la ciencia y la cultura se presentan como elementos clave para superar esta situación.
Desde 1993, Naciones Unidas conmemora cada 17 de octubre el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza con el fin de crear conciencia sobre la situación de precariedad económica que viven aún millones de personas en el mundo. En una sociedad digitalizada y con grandes avances en áreas como la medicina y las comunicaciones, se sigue preservando un alto índice de pobreza en regiones como África, Asia y América Latina.
De hecho, en el más reciente Programa-Presupuesto de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) se advierte de que, según cifras de Cepal, en 2019, tres de cada diez latinoamericanos son pobres y 72 millones han quedado atrapados en la pobreza extrema, es decir, que viven con menos de 1,90 dólares al día, “una alarmante cifra que no había dejado de incrementarse en los últimos cinco años”. Antes de la pandemia, el semáforo rojo se había encendido en países como Brasil o Colombia, donde la brecha de desigualdad se encontraba por encima de la media regional. También entre los colectivos más vulnerables: las mujeres, los niños y adolescentes, los indígenas y afrodescendientes, los desempleados y los habitantes de zonas rurales. Con la pandemia, el panorama se agudiza aún más.
A partir de la interrupción de las actividades educativas para 180 millones de alumnos latinoamericanos confinados, la OEI calculó pérdidas de aprendizajes del 25%, lo que implicará «un impacto en pérdida de competitividad y productividad«, según el secretario general Mariano Jabonero, quien añade que “niños, niñas y jóvenes van a ser más pobres en el futuro”.
Educación: piedra angular para salir de la pobreza
Ante este panorama, desde la OEI se concibe la educación como una de las vías fundamentales para dejar de lado la estela de pobreza que se extiende por la región, haciendo hincapié en la necesidad de fortalecer la intersectorialidad y el multilateralismo para cerrar el círculo de pobreza de manera definitiva.
Por ello, la puesta en marcha de programas e iniciativas en Iberoamérica en materia de educación —orientados en especial a la superación de la pobreza— ponen el foco en dos ámbitos centrales: la educación en primera infancia y la educación en derechos humanos.
La primera, porque es una etapa de la vida fundamental que determinará el desarrollo de las personas, y por ende de las comunidades. Un estudio reciente llevado a cabo en Reino Unido concluye que es probable que los 250 millones de niños que están en peligro de no alcanzar su pleno potencial de desarrollo pierdan aproximadamente una cuarta parte de sus posibles ingresos cuando sean adultos.
Por su parte, la educación en derechos humanos y ciudadanía se erige como pilar de transformación social y de reconocimiento de la diversidad, cuya pertinencia sigue creciendo para la consolidación de sociedades abiertas, incluyentes, garantes de derechos y, en consecuencia, más prósperas.
La cultura, motor económico de la región
En el campo de la cultura, un estudio de la OEI concluye que en Iberoamérica este sector mueve más de 2,6 millones de puestos de empleo, lo que supone entre el 2 % y el 4 % del PIB de la región entera. Las cifras ponen de manifiesto que es uno de los sectores con más importancia en la economía iberoamericana y con un futuro de enorme proyección gracias a la digitalización acelerada de los últimos años.
En el año en que se celebran las industrias culturales, la OEI resalta el valor de la economía creativa como un activo de gran importancia en el desarrollo socioeconómico de Iberoamérica. Por ello, uno de los objetivos de la organización es facilitar espacios de generación de conocimiento alrededor de las políticas públicas que fortalezcan este sector en la región, así como promocionar propuestas de formación y capacitación de gestores culturales con las nuevas tendencias en gestión cultural.
Más ciencia, menos pobreza
Poner al servicio de la sociedad los avances que se producen es una de las misiones de la ciencia, lo que requiere inversión y movilidad de recursos y conocimiento entre los sectores públicos y privados. En ese aspecto, los recursos para ciencia y tecnología de la región dependen en su mayoría del sector público, lo que se ve reflejado en que el 56% de la inversión en I+D de América Latina es financiada por el sector gubernamental, a diferencia de los países con más desarrollo económico, donde la repartición porcentual se inclina más hacia el sector privado. En países de la región, como Brasil por ejemplo, alcanza el 54%, mientras que Argentina asciende al 60% y en México al 76%.
En cuanto a la inversión, la reciente actualización de indicadores levantada por el Observatorio de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la OEI demuestra que los recursos económicos destinados a I+D se mantuvieron estables en 2019 con relación al 2018, tanto en América Latina como en Iberoamérica. Sin embargo, en América Latina los valores de 2019 fueron inferiores a los de 2013, una situación nada alagüeña para la región.
Así, en este contexto, ahora más que nunca fortalecer la educación, la ciencia y la cultura se presenta como una vía fundamental para combatir y erradicar los rastros de la pobreza que siguen acechando a Iberoamérica, tres elementos vitales para alcanzar el pleno desarrollo que tanto anhela la región.