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Tendencias en la modalidad virtual

En el primer informe diagnóstico sobre la educación superior que publicamos en 2019, se registraba que, según recogía el Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, Tecnología y Sociedad (OCTS), en la década de 2010 la matrícula en educación superior a distancia incrementó un 86%. Esto se traducía en unos 5 millones de los estudiantes universitarios de primer título que estudiaban a distancia. En comparación, la matrícula presencial aumentaba un 27%. Junto a ello, el análisis recogía que consecuentemente la oferta en esta modalidad también había aumentado, así como el uso de las TICs en la enseñanza presencial. 

Muchos son los beneficios que se pueden señalar del incremento de la modalidad virtual, entre ellos:  

ACCESO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Para aquellos jóvenes cuya coyuntura personal no les permite asistir presencialmente, por ejemplo, por dificultad de desplazamiento o por la flexibilidad requerida por aquellos que, junto a sus estudios, trabajan. 

FACILIDAD PARA EL APRENDIZAJE A LO LARGO DE LA VIDA

Posibilita estudiar en la universidad a aquellas personas insertadas en el mercado laboral. La actualización de conocimientos que esto permite, además de la posibilidad de proveer de una primera formación académica a aquellos que no cuentan con ella, suponen un aporte esencial a la productividad de la región.

Valorando este análisis, la OEI decide incluir como parte de su estrategia Universidad Iberoamérica 2030 objetivos respecto a la calidad de la educación superior centrándose en la modalidad a distancia. La confianza en la educación virtual siempre ha estado mermada en Iberoamérica, lo cual suponía un grave problema para la cooperación institucional y para los futuros profesionales de los estudiantes de esta modalidad. La propuesta de la OEI tenía que ver en los Programas Presupuesto 2018-2019 y 2020-2021 con la asimilación de procedimientos y criterios de evaluación de la calidad de las IES de cara a generar esa confianza basada en la comprensión común de la calidad. Este objetivo solo era alcanzable si esta actuación era colaborativa.

A las puertas de la pandemia

Como abandera la OEI, el proceder debía partir del trabajo ya realizado por los actores a cargo de ello y en pleno respeto a la autonomía de los organismos de acreditación iberoamericanos, que cuentan ya con una consolidada trayectoria. Por este motivo, las agencias de calidad de la región representaban el principal aliado para establecer indicadores propios para la modalidad a distancia.

Con esta intención, la OEI organizó junto con el Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior de Ecuador (CACES) y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), el Seminario Iberoamericano de Calidad en la Educación a Distancia en Loja (Ecuador). Este encuentro se celebró en marzo de 2020, siendo clausurado el mismo día que la Organización Mundial de la Salud declaraba la Covid-19 como una pandemia mundial. Sus claves fueron eliminar prejuicios en torno a la educación en línea y demostrar que este tipo de enseñanzas es equiparable a la presencial.

Distintas agencias de calidad de la región iberoamericana formaron un grupo de trabajo para poner en común sus parámetros de evaluación de la enseñanza a distancia y su resultado fue la primera Guía Iberoamericana para la Evaluación de la Calidad de la Educación a Distancia. Esta establece definiciones y estándares compartidos por las agencias de calidad iberoamericanas. Por lo tanto, viene, no a sustituir, sino a completar y enriquecer las guías de evaluación, mediante la cooperación entre nuestros organismos de acreditación de la calidad.

Favorece la aproximación de procedimientos y estándares de evaluación como una premisa fundamental para la generación de confianza.